domingo, 24 de abril de 2011

Capitulo 2

DF
Cuando las clases terminaron Dominique observo como Mary se alejaba cada vez más de su lado hasta llegar a un grupo de niñas que la esperaban y decidió esperar a que ella se alejara de ellas. Mientras tanto Mary iniciaba una conversación con Karyna, la niña que mejor se llevaba con los profesores.
- Hola Kary, ¿Qué vamos a hacer para la presentación del martes?- Pregunto Mary acomodándose un mechón de cabello que le caía en la frente, tapándole la vista.
- ¡Ah! Hola Mary. WAW ¿Con quién te encontraste que estas tan arreglada?- Mary recordó que ese no era su estilo dentro del colegio y se avergonzó un poco, todas las demás amigas lo notaron por el leve rubor que había aparecido en sus mejillas, se interesaron en la conversación y rodearon a Mary.
Todas, como en un coro, dijeron al tiempo - ¡Uy! Mary se encontró con alguien.
- Con un chico, alguien de quien esta perdidamente enamorada.- Exclamo Laura, una de las del grupito.
- Tal vez acepto lo que sentía por el profe y decidió declarársele durante la clase.- Todas se miraron entre sí y estallaron a carcajadas casi vulgares.
- Claro que no, dejen ya las ridiculeces y esos pensamientos. – Mary también estaba riendo nerviosamente por haber recordado el rostro de Manuel pero de un momento a otro se preocupo al notar como el rostro de su profesor cambiaba por un rostro más joven de ojos claros, sus mejillas enrojecieron aun más al pensar en el chico que había conocido hace poco y obviamente las demás lo notaron pero se aburrieron de la conversación y empezaron a ver una revista llena de chismes y cosas de moda. Mary se sintió decepcionada al dejar de ser el centro de atención y siguió hablando con Karyna.
- ¿Qué vamos a hacer con la presentación?
- Tú representaras a Dante porque eres la más alta y yo a Beatriz. Podríamos hacer el canto I del Paraíso, ¿Te parece?- Mary paseo su mirada alrededor del lugar, se encontraba al frente del campus, donde el pasto era de un intenso verde y la mayoría de los alumnos se encontraban recostados sobre él, su mirada paso sobre un chico que leía un libro, unas niñas como de 10 años jugando en los alrededores, un chico que la miraba, ¿Qué? Ella volteo y su mirada se encontró con la de Dominique, él la saludo con la mano y ella no supo cómo reaccionar.- ¿Me has escuchado Mary?- Ella volteo a mirar a su amiga y vio en el rostro de ella un poco de preocupación, pero no estaba preocupada por ella, estaba preocupada por el proyecto.
- Sí, está perfecto eso… Kary, me tengo que ir, hablamos bye
- Ok chau
Mary volteo y se dirigió hacia Dominique, en el rostro de él apareció una cálida sonrisa que hizo que ella se sintiera cómoda y feliz.
- Hola, creí que ya te habías ido.- Mary cerro su mochila que se encontraba abierta y volvió a mirar a su nuevo amigo.
- ¡Ah! No, no te podrás deshacer de mi tan fácil.- Los dos rieron.- Me preguntaba si podría acompañarte a tu casa- Ella hizo una cara de sorpresa, de inseguridad y de desagrado un instante pero luego sonrió.
- Claro, no le veo ningún problema a eso.
A Mary no le gustaba que cualquiera entrara a su casa, pero tampoco quería ser descortés con Dominique y decirle algo como: No, no quiero que vengas, déjame sola, ¿Estas muy necesitado o qué? ¡Deja de seguirme! Sí, en un rincón muy a dentro de sí ella quería gritarle, pero al mismo tiempo deseaba más que nada en el mundo estar con él.
Caminaron callados por las calles llenas de tiendas, autos, personas y basura. Por un tiempo el silencio reino entre ellos hasta que Mary decidió romper el momento tan incomodo.
- ¿De dónde vienes Dominique?- Sus pasos disminuyeron y su vista se dirigió a los ojos de su amigo.
- De Francia, ¿notas que mi nombre lo es? Me preguntan a diario porque me llamo así, me impresione que cuando escuchaste mi nombre no dijeras nada relacionado con el.- Mary rio
- Increíble, ósea tu puedes viajar cuantas veces quieras a París mientras que yo tuve que esperar hasta mis 15 años para poder por lo menos ver por 3 horas la torre Eiffel.- Dominique se burlo irónicamente de la situación.
- Me imagino, pero la verdad es que yo no veía muy a menudo ese monumento, yo no viví en París, yo viví en Chateauroux, no es tan bonito como París pero no está nada mal. Cuando vuelvas a Europa pasa por ahí y visita a mis padres. – Los dos se rieron.
- Claro, como lo que me interesa a mi son tus padres. – Dijo irónicamente Mary y los dos se rieron.
Dominique le hiba a preguntar algo que había tenido en su cabeza durante todo el día pero noto como Mary se dirigía hacia la entrada de una casa, su tiempo se había agotado.
- Emmm… Esta es mi casa así que, gracias por acompañarme.- Ninguno de los dos sabía que decir y las dos miradas se clavaron en el suelo.
- Ok, entonces nos vemos mañana.
- Ee… sí, mañana. Chao.
Dominique se despidió con la mano y cuando menos pensó ella ya estaba dentro de la casa. Quería comer algo en el camino pero si no se apresuraba la noche iba a caer antes de que llegara a su apartamento así que continúo caminando solo. Paso al frente de muchas tiendas donde vendían pan fresco, cinnabon rolls, pizza, helados, él pensó que el destino, realmente, era cruel.
Llego a una calle solitaria, donde el color de la ciudad desaparecía para traer un sentimiento de ultratumba, la calle era angosta y de ella salían otros callejones llenos de prostitutas, ladrones y drogadictos, Dominique paso la mano por su bolsillo revisando que tuviera su navaja preparada para cualquier cosa. Una mujer salió de uno de esos callejones, llevaba poca ropa y la poca que tenia estaba totalmente rota (http://politicamundial.com/wp-content/uploads/prostituta.jpg) cualquier hombre estaría feliz de ver aquella imagen pero pensar en lo peligroso que era todo aquello el pensamiento se volvía totalmente diferente, Dominique sentía repulsión hacia la prostituta.
- Hola tesoro, ¿Cómo te fue en tus deberes de estudiante? Ven conmigo que yo como profesora soy excelente.
- Déjame en paz Raquell, ya te he dicho muchas veces que me repugnas y que yo no hago esas cosas.- Dominique trato de apartarse de ella pero ella no le dejaba seguir.
- Todos los hombres sin iguales, nadie los entiende, primero dicen que quieren algo y luego te dejan tirada. Malditos.- Raquell escupió al suelo lleno de porquerías y Dominique le dio asco.
- Lo siento Raquell, pero ni esta ni ninguna otra noche te quiero junto a mí. Nos vemos mañana.
- ¿Que traerás?- Pregunto ella dándole paso a Dominique para que siguiera su camino, el continuo caminando sin parar y sin voltearse a mirarle le contesto.
- Tostadas francesas, mi especialidad.- Ella sonrió dejando ver unos dientes chuecos y amarillos.
- Que sorpresa, un francés haciendo tostadas francesas, nunca me imagine algo así.- Dominique se rio y se despidió de ella con un gesto de la mano.
En un momento comenzó a aparecer al final del callejón una intensa luz que lastimo los ojos de Dominique, salió de esa horrible calle, atravesó una avenida que tenia al frente y llego a un enorme edificio de mármol blanco con unas puertas de cristal. Entro en el edificio y se detuvo un momento en la portería preguntándole a la mujer de seguridad si le habían dejado algún mensaje, ella salió por una puerta, donde guardaba lo que dejaban para los residentes del edificio y mientras Dominique miro a su alrededor. El lugar era acogedor, tenía un sofá amarillo y una pequeña mesa donde había revistas de todo tipo, los empleados las organizaban por orden alfabético para no enfurecer a los adultos que tenían que dejar la casa desde temprano para ir a sus trabajos. El lugar no tenía nada más, solo era eso, las paredes eran del mismo mármol blanco y el piso tenía mármol negro. La mujer de seguridad pidió su atención y le entrego un montón de paquetes, eran dos cajas pequeñas, una caja grande y tres cartas dirigidas al señor Dominique Broussard. El recogió todo con gran esfuerzo y entro al ascensor marcando el séptimo piso, esté subió y se detuvo, Dominique pensó que era su piso y camino hacia adelante sin ver nada por los paquetes que traía en las manos, de repente choco contra alguien y todo cayó al suelo.
- Lo lamento, perdón.- Dijo él aun sin ver a la cara a la otra persona.
- No te preocupes, yo te hubiera avisado que estaba aquí, o me hubiera corrido, fue mi culpa por andar tan distraída.
Dominique alzó su mirada y se encontró con la mirada de una chica, sus ojos eran verdes y su cabello pelirrojo, era hermosa. Ella se dio cuenta quien era él y en un movimiento rápido, mientras Dominique no veía, reviso que estuviese linda.
- ¿Tu eres el que vive solo en el apartamento de arriba?- Pregunto ella, ya sabiendo la respuesta. La reputación de Dominique era de chico apuesto y muy pudiente. Cualquiera quería casarse con él.
- Sí, y tú eres la hija del hombre que organiza las juntas del edificio.- Ella asintió con la cabeza reconociendo el gran cargo de su padre en el edificio.- ¿Podrías ayudarme en algo?- La chica esperanzada de que él la fuera a invitar a su apartamento a algo acepto sin ninguna duda a su pregunta.- Dile a tu padre que ahora encontré a alguien nuevo para su puesto, que por favor recoja sus cosas de la administración.
Dominique abrió de nuevo el ascensor y la joven quedo paralizada al momento de la información que le había dado él, ni siquiera estaba mínimamente interesado en ella.
- ¿Vas a entrar al ascensor?- Pregunto Dominique sosteniendo la puerta.
- No, yo voy para abajo.- Apenas las puertas del ascensor se cerraron una lagrima se asomo por los ojos de Valerie.
Dominique entro a su hogar dulce hogar y descargo todas sus cosas en la sala. El lugar era perfecto para una persona o máximo dos. Consistía básicamente en una sala, un estudio, una cocina, un baño y una habitación. Dominique no se preocupaba en decorarlo o algo parecido, lo único que le importaba era el orden y la limpieza del lugar. Los muebles los había elegido solo por la necesidad y lo único que él sentía que era suyo era la ropa que tenía en su armario y los aparatos tecnológicos que guardaba en el estudio.
Se recostó en el sofá y prendió en televisor, estaban pasando comerciales así que Dominique acerco las cartas y las vio una por una. La primera venia del banco diciendo que con su tarjeta de crédito se había comprado un iPad y unos libros de educación. La segunda carta era de una tía que le mandaba saludos desde París:
Dominique voulait:
J'espère que vous allez avoir très bonne table dans votre nouvelle vie. Je ne peux pas écrire beaucoup parce que je suis en voyage d'affaires et un homme laid essaie d'enlever la note, alors peut-être pas they'm écrire correctement.
Voir, tout cela vient de là
querido Dominique:
Espero que la estes pasando muy bien en tu nueva vida. No puedo escribir mucho porque estoy en un viaje de negocios y un hombre feo esta intentando quitarme la nota, por eso talves no estoy escribiendo correctamente.
Nos vemos, todo esta vien por aca

Dominique se rio de su tía loca, ella siempre estaba en algo raro. Por último había una tercera carta que era de la organización. Dominique se alarmo y la abrió de inmediato.

Le confirmamos al señor Dominique Broussard que el encantamiento de destrucción se ha realizado correctamente al demonio, ahora está muerto.
Solicitamos su ayuda para desaparecer el cuerpo este viernes en la noche, tiene que presentarse con su chevalier.

¡No! Que horror, otra noche de viernes desperdiciada por culpa de los negocios. Dominique siempre se perdía de las mejores salidas con sus amigos por culpa de esa organización, todos los viernes sus amigos franceses se reunían en la casa de alguno y la pasaban muy bien, pero la organización siempre lo llamaba para cualquier cosa y el no podía faltar por ninguna razón. Y en esta ocasión tenía que llevar a su chevalier, que horror. Recordó a su chevalier, Michaelis, un hombre alto de cabello y ojos oscuros, esa mirada que siempre tenía le provocaba alejarse corriendo de él y esconderse bajo las cobijas, enserio, ese hombre era diabólico. Recostó su cabeza en una almohada y cerró los ojos recordando el momento en que lo conoció.
El invierno era el más crudo que Dominique había tenido en toda su vida. Una suave nieve había comenzado a caer de nuevo y formaba unos bancos enormes y algodonosos en el exterior, cómo jamás lo había hecho. Debía de haber nevado toda la noche. El cielo era blanco, sin contrastes, cómo un sueño. El niño de apenas ocho años miro a los ojos a su padre, un hombre canoso con ojos claros y con los labios secos.
- Hijo, ha llegado el momento.- Al pronunciar estas palabras el niño quedo maravillado por la forma en que el padre las había pronunciado. Dominique abrió los ojos lo mas que pudo, como si le estuvieran dando el secreto del universo.- Hoy te volverás el heredero de lo más importante de la familia Broussard. Hoy entraras en el juego.
- ¿Juego? Lo entiendo padre, seré uno de ellos.- Dijo el niño, el tono de su voz era muy infantil, pero por la mirada que tenia eso había sido el comentario propio de alguien de mayor edad.
- Se que lo entiendes hijo. Tú serás quien dirija la balanza entre el bien y el mal. Tu hermano mayor no tuvo la suerte de tener los poderes que tu si heredaste de mi. Solo tengo que preguntarte algo. ¿Estás seguro de que podrás lidiar con esto? Esto no se trata de cualquier cosa, tendrás que defender a todos los seres vivos de la tierra, sin importar las circunstancias, a cualquier paso que des estarás a un paso de la muerte en todo momento. ¿Vas a portar el escudo de la familia Broussard con valentía, honor y respeto? ¿Vas a dar tu vida por alguien que ni siquiera conoces? ¿Vas a poder enfrentarte a los demonios más horripilantes que cualquier humano haya visto durante toda su vida? ¿Tendrás la suficiente fuerza de matarlos a todos?
- Sí, padre. Acepto la condición que me das como líder del bien.- Dominique cerró los ojos por un segundo y los volvió a abrir, cuando lo hizo su padre encontró frente a él un hombre, el niño había desaparecido así que sonrió.
- Confiamos en ti.- Deposito en las pequeñas manos del niño una navaja de plata con diseños ancestrales.- ¡Michaelis! Ven. Ahora él va a ser tu ayudante, puedes pedirle hasta lo imposible, nosotros les llamamos a ellos chevaliers.
Un joven delgado y pálido se acerco con una mirada neutra.
- Mi señor.- Dijo Michaelis arrodillándose frente al que de ahora en adelante sería su amo por toda la eternidad. El niño y el muchacho cruzaron miradas y desde ese día se formo más que una relación de amo a esclavo, hasta podría decirse que se volvieron amigos pero siempre se tuvieron desconfianza, uno del otro.

1 comentario:

  1. :) Esta historia cada vez se pone mejor!! wii : O quiero saber mas!!!! en serio!! jejeje me encanta!!! tantos secretos <3 adoro los secretos! ya solo me queda un cap que leer pero hasta ahora me ha encantado, la carta en frances wow! cada vez tienes mas ideas Flo :) y estas escribiendo mucho mejor!! no es que antes escribieras feo xD es solo que se nota que amas escribir ;)

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