martes, 26 de abril de 2011

Capitulo 4

DF
Dominique miro a su alrededor, ¿Por qué nunca le avisaban las cosas? Vio al sastre de mala gana y de un momento a otro sintió un pinchazo en la cintura.
- Señor Broussard quédese quieto para que pueda hacer mi trabajo bien, cálmese, todo va a salir excelente.- Dominique sintió rabia hacia ese hombre de baja estatura, gordo y calvo, en un momento soñó con estirarle su nariz redonda y roja hasta el suelo.
- Si me hubieran avisado antes que hoy sería el día en que me dan el titulo no estaría haci, yo no estoy nervioso, estoy enfadado.- Él cruzo los brazos al frente del pecho haciendo una rabieta típica de un niño pequeño. El sastre no aguanto más y se detuvo para pararse bien y mirarlo a los ojos seriamente.
- ¿Es mi culpa? No, entonces déjeme hacer mi trabajo y no me meta en más problemas de los que ya tengo.- Dominique se sintió entupido y desubicado al ver la expresión tan neutra del hombrecito y se quedo quieto sin decir nada más.
Ojala que ese día el no hubiera ido a la sede de la organización, todo era normal hace una hora. El llego al edificio que por fuera parecía una construcción antigua pero por dentro era súper tecnológico y se había dirigido a donde tenían guardados los demonios y de pronto miles de hombres se lo habían llevado a una habitación muy pequeña y llena de telas. Allí conoció al sastre y le explicaron lo que pasaba. Le iban a dar todo el poder esa misma noche.
De repente entro un hombre a la habitación, su chevalier. Dominique se sorprendió al verlo de nuevo, hace mucho tiempo que no se reunían, Michaelis hizo una reverencia y luego se levanto completamente recto.
- No puedo creer que nos volvamos a ver Michaelis, ahora estas diferente, más viejo.- Dijo Dominique en tono burlón tratando de hacer reír al hombre pero este no sonrió, en cambio le respondió seriamente.
- Yo tampoco puedo creer que nos volvamos a ver, usted, mi señor, también ha cambiado un poco.- Dominique se aburrió y le dijo al sastre que los dejaran un momento solos y el hombrecito le obedeció saliendo del cuarto tan pequeño. El se sentó cómodamente en algo parecido a un sofá y jugo un hilo que veía suelto de su traje elegante, después de un momento miro de nuevo a los ojos del chevalier.
- Explícame que está pasando. Es una orden.- El chevalier acepto en su mente que extrañaba las obligaciones que le daba el amo, aunque casi siempre eran tontas porque antes el amo era un niño y le pedía cosas como helados o juguetes.
- Su padre ha enviado una nota diciendo que no podía soportar más la carga de ser el dueño de la organización que siempre se encargaba de salvar al mundo.- Dijo Michaelis refiriéndose a la empresa que se encargaba de exterminar a los demonios peligrosos para la vida humana. Examino el cuarto con su mirada y entendió porque hacia tanto calor allí, todo estaba cubierto con pesadas telas desorganizadamente, en una parte de la habitación había un espejo gigante que tenia hilos recostados en el de todos los colores, en una esquina de la habitación se encontraba un antiguo escritorio con un plato lleno de queso podrido, era asqueroso pues además del horrible olor que tenia parecía como si la vida hubiera llegado al queso, por un lado le crecían plantas verdes y moradas y por el otro estaba lleno de gusanos de seda que no dejaban de moverse. Daba ganas de vomitar. Dominique volteo a mirar donde Michaelis estaba fijando la mirada y se encontró con el queso, se levanto de donde estaba dejando de sentirse tan cómodo, si de esa manera estaba ese escritorio, ¿Qué habría debajo de todas estas telas? Dominique se imagino miles de arañas, cucarachas y hasta ratas, un sentimiento de miles de insectos caminando le invadió el cuerpo, el se estremeció.
- Sigue, por favor.- Exclamo Dominique un poco asquiento.
- Si, mi señor. Su padre ya no quería seguir con la responsabilidad de ser la balanza entre el bien y el mal y decidió dejarlo a cargo a usted, de esta noche en adelante usted será el gran señor Broussard. Dueño de construcciones, de la empresa, de libros de brujería y de muchas más cosas que era dueño su padre. En conclusión esta noche abra una divertida fiesta de disfraces donde al final de la velada abra un brindis y se le cederán todos los poderes a usted, literalmente, ahora será una especie de mago.- ¿Mago? Pensó Dominique, ahora iba a ser como su padre, se sintió feliz de haber alcanzado tan alto rango.
- ¿Cómo será la entrega de mis poderes?- Pregunto él con mucha curiosidad.
- No estoy seguro, tal vez se los den mañana, hoy usted tendrá que participar en un asunto de vida o muerte, no creo que alcance a recibir sus poderes, hay muy poco tiempo.- Dominique se asusto por sus palabras pero trato de mantener el rostro de manera neutra.
- ¿Vida o muerte?- Michaelis como si hubiera estado distraído volteo rápido la mirada de nuevo hacia su amo.
- Perdón por asustarlo señor, no quise ser tan alarmante. Hoy usted tendrá que verse con una de las más grandes hechiceras, perdón, quise decir bruja, porque ella no es más que eso, una bruja. Es malvada mi señor, tiene muchos poderes que consiguió gracias a pactos por demonios, pero no con cualquier demonio, con un shinigami.- Dominique recordó cuando su padre le había explicado que era un shinigami, un demonio, un mal augurio, un dios de la muerte. Este no era cualquier demonio, era un hijo directo de Lucifer, Dominique se estremeció.- Hace unos años su padre en una de sus cazas de demonios se encontró con ella, estaba defendiendo y ocultando a un montón de demonios, ella peleo con su padre, el la describió como una sombra de lo rápida que era. Casi gana la batalla, pero algo los detuvo, un gran terremoto comenzó a destruir el lugar y en un abrir y cerrar de ojos ella había escapado, es uno de nuestros grandes rivales, hay que tener mucho cuidado con ella.
- ¿Tendré que asesinarla?- Preguntó preocupado.
- Depende de la situación que acontezca, pero esta noche usted tratara que ella se una a nuestras tropas, sería una excelente arma secreta, la necesitamos con nosotros y llevamos pidiéndole esto hace un tiempo. ¡Ah! Tal vez venga con su shinigami.- Esas palabras aturdieron por completo a Dominique, la chica no era tanto problema, pero el shinigami era otra cosa totalmente diferente.
- Te ordeno que estés a mi lado todo el tiempo en la velada, no dejes que me asesine.- En señal de aceptación el chevalier se inclino hacia adelante. Michaelis lo podía entender, no era cosa fácil encontrarse con un dios de la muerte, si uno tenía suerte veía a uno de esos monstruos una vez en su vida y hablaba de la suerte de no poder verlos.- Ella debió de hacer algo imposible para haber conseguido a un shinigami como chevalier. Algo inhumano.
- Pensamos igual.
De un momento a otro la puerta se abrió y entro de nuevo el sastre, Michaelis se retiro y Dominique termino de vestirse para la cena de esa noche. En su cara se veía la preocupación, con solo saber que iba a ver a los ojos a ese shinigami lo ponía a temblar, pero juro que iba a ser fuerte por su padre, iba a arreglar las cosas de un modo u otro. El sastre arreglo unos detalles del traje, pero no era nada importante, solo unos recortes de hilos y coció unos botones que faltaban en las mangas de la chaqueta.
- Esta listo.- Dijo el sastre de una manera extraña porque sostenía con sus labios unos hilos de diferente color. Dominique se vio al espejo y observo su atuendo, era un muy buen disfraz, se trataba de un traje elegante y antiguo, una combinación entre naranja (en las mangas), gris (en la camisa) y negro (en el traje). Este lo hacía ver más alto de lo que ya era, lo hacía ver más elegante que cuando usaba un moderno traje, uno normal.- ¿Sorprendente, no?- Dominique miro al sastre con asco pero con un gesto le reconoció su trabajo, el hombre con algo parecido a un gruñido se alejo de él. Dominique se quedo mirándose en el espejo tratando de alejar se su mente todo lo que tenía que hacer esta noche, pero no le duro mucho la soledad.
Alguien golpeo a la puerta y la abrió, era Michaelis. Se asomo un poco por la puerta y con solo una mirada le dio a entender a Dominique que ya era hora. Él vio su reloj y acepto que ya era tiempo, ya eran las 8:00P.M. Exactos. Trato de arreglarse un poco mas aunque ya estaba perfecto y después de pensarlo un poco camino decididamente hacia la luz del pasillo que iluminaba el cuarto. Camino por el pasillo y su chevalier lo siguio unos pasos atrás, era hora de arreglar cuentas con el destino, hoy iba a conocer a la mujer que arruinaría su vida, o todo lo contrario.
- Voy por ti sombra.- Dijo Dominique a la nada y detrás Michaelis esbozo una sonrisa atrevida.

1 comentario:

  1. :O!!acaso me quieres matar!!!!! me haz dejado asi!! dios me encanta, me encanta el misterio!!! en serio! Mary esta en la fiesta, me imagino que se encontraran no? oh dios, publica pronto!!!

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