sábado, 30 de abril de 2011

Capitulo 7

MF
Mary intentaba ir por las calles más solitarias para no encontrarse con algún conocido, estaba desastrosa, tenía el cabello revuelto, el vestido lleno de arrugas, en una mano llevaba su antifaz y en la otra sus tacones que le habían cansado los pies por lo altos que eran. Detrás de ella se encontraba el shinigami, como siempre sonriendo. Ella no dejaba de pensar sobre si había sido la mejor opción haber aceptado la oferta de ese hombre, quizás nunca lo sabría pero algo en lo que si estaba segura era que con la jugada que había hecho en la fiesta ese hombre siempre le hiba a obedecer, en verdad los hombres eran muy fáciles de manipular.
- Parece que la pasaste muy bien en la fiesta ¿No?- Dijo el shinigami riéndose. Mary despertó de sus pensamientos y sonrió también.
- ¿Por qué lo dices?- Mary hizo pasos más cortos hasta que quedo al lado del monstruo.
- Es obvio como te dejaste llevar por tus impulsos sexuales. Que mal gusto tienes.- Mary se rió.
- Primero: Mis gustos están muy bien, no es mi culpa que vengas de otro mundo y que una hembra linda para ti sea alguna criatura con enormes cuernos, y segundo: Yo nunca pensé en tener sexo con él.- El shinigami rió de nuevo y luego se acerco al oído de Mary.
- Solo manipulación.
- Exacto.
Caminaron por un largo rato hasta que por fin llegaron a la casa de Mary. Ella abrió la puerta y dejo pasar primero al shinigami, luego lentamente subieron las escaleras hasta que llegaron a su habitación donde Mary se desnudo y se coloco su pijama.
Mary coloco un poco de música en su reproductor, se recostó en su cama y encendió su portátil.
- ¿Qué vas a hacer ahora?- Dijo él rascándose el oído y luego limpiándose el dedo con su ropa. Mary lo miro por un segundo con cara de asco y luego fijo su atención en la pantalla.
- Voy a abrir mi Facebook.- Respondió ella sin ningún interés, necesitaba saber si había pasado algo nuevo con respecto a su vida normal. Franscesco desinteresado se alejo de ella con un gesto de fastidio.- Recuerda que tengo que mantener mi otra identidad.
- Aja.- Dijo él entrando de nuevo al espejo pero con mucho esfuerzo, Mary noto como de un momento a otro se iba su respiración y como cada parte de su cuerpo quedaba sin energías, después de un momento se sintió normal y se enfureció con Franscesco.
- Te digo que no entres al espejo mientras que este ocupada en otra cosa, me quitas todas las energías.- Franscesco subió los hombros de manera grosera y desapareció.
Mary miro las actualizaciones de sus amigos, fotos, estados, etc… Nada parecía importante así que apago el equipo y se acostó no sin antes pensar en ese hombre que había conocido ese día, sí, era tímido pero era perfecto para la verdadera Mary, no la que cada noche robaba su cuerpo.

El despertador sonó mas de una vez, todos los días era su madre quien despertaba a Mary porque era imposible que algo mas la despertara, por esa razón había sincronizado dos relojes con alarmas y también había puesto alarmas en sus celular, todo sonó al tiempo haciendo que ella se levantara de un susto, desorbitada tiro todo lo que hacía ruido al suelo y se acerco al baño para observarse en el espejo, tenía el cabello hecho un nudo, maquillaje corrido y unas ojeras impresionantes. Se deshizo de su pijama y entro a la ducha lavándose bien la cara, luego lavo su cabello y vio como la tintura roja artificial se movía con el agua acariciando las plantas de sus pies, utilizo mucho shampoo para que no le quedara nada de tintura y cuando se sintió limpia del todo alcanzo una toalla blanca que tenia colgada, cerro la llave de la ducha y se acerco de nuevo al espejo, se veía mucho mejor, se alegro de ver su tono normal del cabello pero noto que todavía tenía esas horribles ojeras así que bajo a la cocina para alcanzar una cuchara fría y la coloco debajo de sus ojos, prendió el televisor que había allí mismo y se acerco donde guardaban los platos sacando el indicado para servirse cereal. Le puso cuidado a las noticias mientras comía y de un momento a otro empezó a sonar el teléfono, corrió para contestar antes de que fuera demasiado tarde y escucho una voz muy familiar.
- ¿Mary?- Dijo una voz chillona en la otra línea, ella sonrió.
- Lala, ¿Cómo estás?
- Mejor que bien, llamaba porque me entere que tu madre tuvo que dejarte y me preguntaba si querías salir con nosotras por toda la tarde.
- ¿Todas? ¿Quiénes?- Lala se rió.
- Pues el grupito: Yo, Kary, Majo y Ale, y Talvez otras.
- El burro por delante.- Las dos rieron.- Claro, ¿Donde nos vemos y a qué horas?- Pregunto Mary entusiasmada con la idea de salir una vez con sus amigas.
- Nos vamos a ver todas en el centro comercial en una hora.
- Allí nos vemos, chau.
- Chau.- La conversación se acabo rápidamente y Mary corrió a arreglarse, primero se humecto su cuerpo con crema y luego decidió arreglarse con un poco de maquillaje pero no demasiado, simplemente polvos, pestañina y brillo labial, luego se dirigió a su armario para buscar algo que ponerse para verse linda. A ella siempre le gustaba estar arreglada antes de salir a algún lugar, su madre siempre le repetía que había que estar preparado para todo sin importar la ocasión, uno nunca podría saber si se iba a encontrar con su próximo amor de su vida.
De las 20.000 prendas que tenia de ropa decidió que no tenía nada que usar y preocupada camino hasta la habitación de su madre, era muy amplia y sencillamente hermosa, las paredes eran totalmente blancas como toda la casa, tenía dos balcones sacados de una historia de amor como Romeo y Julieta, y por ultimo un enorme televisor. Mary se acerco al armario y suspiro de lo grandioso que era, consistía en todo un pasillo completo donde había zapatos de todos los tonos para combinar con los miles de pantalones, faldas, vestidos y camisetas. Mary aparto un jean que era pegado a las piernas y que puestos parecía como si su cola se viera un poco más grande, luego eligió una camiseta blanca sin mangas cuello V y encima decidió colocarse un saco largo y negro que le daba un toque chic. Se acerco al lugar donde su madre guardaba los accesorios, era una caja de medio metro azul donde tenía collares, aretes y pulseras, de allí sacó un collar largo de color dorado, se le veía muy bien. Cuando ya estaba vestida eligió una cartera que ella había comprado con sus propios ahorros y unas baletas negras, en la cartera guardo lo que pensó que era necesario, su celular cargado, dinero para comprar, unas galletas por si le daba hambre y otros implementos necesarios. Regreso de nuevo a su habitación y se acerco al espejo viendo lo bonita que estaba, hoy había amanecido bonita.
- Prométeme que no vas a volver esto un caos.- Dijo ella y apareció despacio la imagen del shinigami en el espejo.
- Igual no hay nada interesante que hacer, además estoy encerrado aquí, no puedo tocar nada material.- Ella sonrió tratando de arreglarse un poco el cabello que también lo tenía bonito, es increíble cuando una mujer despierta y se dice: Hoy amanecí linda, es algo difícil de explicar para los que nunca han pasado por esta situación.
- Eso es lo que quería escuchar, igual  no te preocupes que pronto tendrás algo de que reírte, recuerda que acepte esa oferta.- Él sonrío.
- Lo recuerdo y muy bien.- Mary se despidió con una mano y salió de la casa dejando solo al shinigami, desvió su vista al cielo y descubrió el bonito día que estaba haciendo, no había ni una sola nube y a pesar de eso no estaba haciendo calor, era perfecto. Camino por las calles que conocía, saludo a los que trabajaban en las tiendas que eran personas que siempre veía cuando se dirigía caminando al instituto y luego llego al centro comercial, era enorme, tanto que había sido declarado uno de los centros comerciales más grandes en toda Latinoamérica. A lo lejos vio que alguien le hacía señas y sonrió notando que era Lala. Se acerco a ella y conforme avanzaba su vista se encontró con los demás, no solo estaban las niñas que había mencionado, también habían unos chicos que eran o amigos de ellas o novios de sus amigas. Saludo a todos con un beso en la mejilla y luego comenzaron a hablar otra vez.
- Estas divina Mary, me encanta tu ropa.- Dijo Kary jalando por el lado derecho su sacó.
- Sí, y a mí me encanta tu bolsa.- Dijo Lala.
- Gracias chicas, bueno, ¿Qué vamos a hacer hoy?- Uno de los niños le respondió, se llamaba Oscar y había sido su amigo desde pequeños.
- Estamos pensando en ver alguna peli, todos votamos por The Red Riding Hood, perdón por no haberte esperado.- Todos sonrieron.
- No se preocupen, igual iba a sugerir lo mismo, pero en este momento quiero comer un helado.- Dijo ella con tono de seriedad lo que hizo que todos se rieran.
- Tu siempre con tu comida dulce.- Todos rieron y Mary no lo podía negar, le encantaba todo lo dulce, sobre todo los postres tipo cheesecake o Tiramissu.
Todos se movieron un poco al reírse y Mary vio la figura de alguien detrás de ellos y se sorprendió.
- ¿Dominique?- Pregunto ella un poco fuerte para que él la pudiera escuchar, todos pararon de hacer ruido y se voltearon. Lala en un movimiento brusco acerco a Dominique hacia Mary con emoción contenida en sus ojos.
- Te vimos hablar con él el otro día así que lo invitamos.- Sin que él pudiera ver el rostro de Lala ella hizo una cara de amor para burlarse de Mary y ella se rio.
- Emm… Hola Mary.- Dijo el sonriendo.
- Bueno, no hay tiempo, tenemos que irnos pronto o no alcanzaremos a ver la película.- Dijo otro chico que se llamaba Santiago. Todos se dirigieron rápido a la entrada del centro comercial y Dominique y Mary no tuvieron tiempo para hablar de nada. Compraron las entradas y al entrar a la sala de cine ella y Dominique quedaron justo al lado, apartados de los demás porque no había más asientos, ella maldijo a sus amigos.
Los dos se vieron a la cara y sonrieron nerviosamente hasta que la luz se apago y empezó la película, Mary no le pudo poner mucho cuidado a esta por lo próxima que estaba a él, no era que estuviera súper enamorada de él ni nada por el estilo, es que simplemente su presencia la alteraba. Cada tantos segundos los dos se miraban de reojo, parecía algún tipo de acrobacia, dos segundos ella lo veía, tres segundos él la veía, una situación demasiado incomoda. Paso como un siglo hasta que por fin salieron los créditos en la pantalla, los dos suspiraron al tiempo y se rieron nerviosamente por su actitud.
Esperaron a que toda la sala estuviera vacía para poder salir sin dificultad de esta, luego se levantaron de sus asientos y se reunieron nuevamente con los otros, muchos comentaban sobre lo buena que había sido la película, otros hablaban que les había parecido muy normal y una de sus amigas no dejaba de decir escandalosamente haciéndose notar por todos que ella había leído el libro y que aunque esté no tenia final era mucho mejor que la película y que está era sencillamente un asco.
- Vamos a comprar helado.- Dijo Mary tratando de decir algo para no sentirse tan ignorada, todos aceptaron y caminaron por las tiendas de comidas buscando algo de postres, al fin encontraron una tienda muy acogedora, las paredes estaban pintadas de marrón y en vez de mesas habían sofás y unas mesas muy pequeñas, era algo muy cómodo porque además habían unos calentadores. Se sentaron juntando algunos muebles y pidieron de todos los postres que daban en la tienda, cada uno probo de todos los postres, en un momento todos se juntaron en parejas a hablar y Dominique y Mary quedaron en silencio.
- ¿Qué me cuentas de raro?- Pregunto el rompiendo lo incomodo de la situación, ella sonrió.
- Nada nuevo, ayer estuve toda la tarde viendo televisión, no había mucho que hacer. ¿Y tú?- Dijo Mary volteándose a mirarlo.
- Igual, no había nada más que hacer.- Los dos rieron aunque en su mente evocaron momentos de la fiesta.
- ¿Te has divertido?
- Sí, ustedes los americanos hacen cosas interesantes.- Dijo el sonriendo, cada vez era menos incomoda la conversación.
- Me acuerdo, tú no eres de aquí, que increíble sería vivir por allá, me parece fantástico.
- Pues no me quejo.- Los dos se rieron.
- ¡No pues! Tan rogado.- Se rieron aun mas fuerte.
- Algún día deberíamos hacer algo divertido a mi estilo.- Dijo él pensando en alguna actividad que hacia diariamente en su país.
- ¿A tu estilo? Suena interesante.- Mary abrió sus ojos de una manera curiosa y él sonrió por un momento pero de repente una imagen le vino a la mente: Esos ojos. Dominique sacudió su cabeza para olvidarse de aquella idea, hasta se sintió tonto por haber imaginado eso.
- Enserio, yo antes también tenía cosas divertidas que hacer.
- No parece por como hablas todo el tiempo.
- Claro que no, mentirosa.- Los dos se rieron. De un momento a otro todos le levantaron, ya era muy tarde y de inmediato ellos dos lo siguieron, todos iban riendo hasta el momento de despedirse.
Cuando se despidieron Dominique y Mary lo hicieron de beso en la mejilla, esa podría ser el comienzo de una grande amistad.
- Ojala que nos veamos otra vez.- Dijo ella mientras sus demás amigos se alejaban.
- Obviamente mujer, no vez que vamos al mismo instituto.- Los dos se rieron pero sobre todo ella por el comentario tan tonto que había hecho.
- Entonces nos vemos el lunes.
- Hay estaré sin falta.- Los dos sonrieron y caminaron por distintos caminos.
Mary se sentía muy feliz, la había pasado muy bien. Era increíble como era de bipolar, pero eso solo era porque tenía que cambiar de pensamientos, algunas veces como bruja y otras veces como una adolecente normal. Siempre disfrutaba este tipo de momentos en los cuales lo único de lo que tenía que preocuparse era de trabajos para la escuela.

1 comentario:

  1. :)
    Me gusta, me gusta.
    Lo de bruja y adolescente normal y todo eso! a ver que sucede con Dominique y Mary <3
    Publica pronto Flo!

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