lunes, 30 de mayo de 2011

martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 10

DF
Mary escucho el sonido chirriante de la puerta al abrirse, volteo su mirada en esa dirección y observo como de pronto Dominique entraba en la habitación en completo silencio.
- ¿Qué…? – De su voz solo se escucho un débil susurro al cual él no le puso cuidado, plácidamente se sentó sobre la cama, se deshizo de su pantalón y de su camisa quedando en bóxers.- ¿Qué haces?- Esta vez la voz de Mary sonó un poco más fuerte y la única respuesta que tuvo fue una mirada que no pudo descifrar. Dominique removió un poco las cobijas y con su boca aun cerrada se acostó junto a ella, paso su brazo derecho sobre la cadera de Mary y cuando se encontró cómodo suspiro. Bajo la poca luz que había ella noto una pequeña sonrisa que aparecía en los labios de él, parecía un cachorro complacido después de haber comido una enorme cantidad de concentrado.
Mary se volvió como una tabla, no sabía qué hacer ni que decir, de pronto él se levanto un poco apoyando su cuerpo con sus codos, sus rostros quedaron a la misma altura y casi tan cerca como para besarse.
- No puedo dejar de quererte.- Fueron las palabras que pronunciaron esos esquicitos labios, al principio ella solo leyó esos labios y luego noto lo que había dicho, se sorprendió un poco pero después comprendió.
- Ojala que todo fuera más fácil, pero los dos somos diferentes y los demás nunca nos dejaran.- Él también se encontraba pendiente de los labios de Mary, rojo carmesí. Paso su dedo índice sobre ellos acariciándolos de un lado a otro, ella se le olvido como respirar con calma.
- ¿Acaso te importa lo que piensen los demás? Tu y yo no somos diferentes, solo nuestras mascaras lo son.- Cuando hablo de las mascaras se refería a sus otras identidades, como bruja y como cazador.
- No me importan los demás, lo que dicen, me importa cómo reaccionan los demás, nos traería muchas consecuencias, MALAS.- La última palabra la intento resaltar sin mover mucho los labios que aun se encontraban aprisionados por el suave tacto de Dominique.
- ¿Y si lo mantenemos en secreto? No soporto mirarte ahora y pensar que no puedo tocarte.
- Yo tampoco, mis sentimientos son igual de fuertes que los tuyos pero…- Mary hizo una mirada de preocupación, ojala que todo fuera mucho más sencillo.
- Y si solo lo intentamos. Por favor, no lo soporto, debo tocarte, hablarte y… no sé, solo quiero estar cerca de ti, tu presencia invade todos mis sentidos.- Por su rostro cruzo una expresión o un gesto de dolor, pero solo duro un segundo.
- Podríamos intentarlo, ¿Por qué no? Pero nada de contacto en el trabajo, ni miradas ni frases modificadas.- Dominique sonrió efusivamente.
- ¿Eso quiere decir que si aceptas?
- ¿Aceptar? ¿A qué?- Mary se confundió, ya no sabían si estaban hablando de la misma cosa, se asusto por la mirada tan extrañamente penetrante que tenia él en el momento.
- Pues, ya sabes, en ser mi novia.- La última palabra la pronuncio en un tono más bajo que las demás lo cual le causo mucha ternura a ella. Mary sonrió y con una mano le aparto el dedo de sus labios, lentamente acerco su rostro al suyo y le dio un suave beso que después de unos segundos él se lo respondió de la misma manera.
El se rio en voz baja lleno de satisfacción y volvió a acostarse por completo a su lado, como estaba hace unos minutos.
- Estas utilizando mi mejor camiseta.- Pronuncio él en forma de burla, ella se sintió un poco avergonzada y le respondió rápido y de forma entre cortada.
- Si quieres me la quito, lo lamento, no creí que…- Ella se mordió el labio inferior sentándose sin saber qué hacer, en verdad no quería que él se molestara con ella.
- Claro que me encantaría que te la quitaras, pero creo que eso no estaría bien.- Él se rio y ella le pego con la almohada también riéndose.
- Tonto y aprovechado.- Se rieron al uní solo y ella se volvió a recostar, ya era muy tarde y estaban cansados.- Hasta mañana, que duermas bien.
Dominique hizo un sonido con su garganta dándole entender que lo mismo. Los dos se durmieron juntos, abrazados uno con otro, sin saber que les podría pasar al otro día.

- KI KI RI KI!!- Sonó un horrible gallo a las ocho de la mañana, Mary se despertó alarmada viendo a sus alrededores, se sentía confusa, en verdad que ese gallo sonaba horrible. Miro a su alrededor y con su mano sintió el calor que aun tenía el lado de la cama donde Dominique había dormido y ahora no estaba. Ella se levanto un poco y cuando iba a bostezar sonó de nuevo ese horrible gallo pero aun más fuerte. Mary sintió que ya conocía a ese gallo y sonrió.
- Querido, podrías despertar a los vecinos, o peor, invitar a las gallinas más feas del planeta a compartir una noche contigo.- Desde algún lugar del apartamento se escucho la risa de Dominique y él le respondió fuerte para que lo alcanzara a escuchar.
- Primero tendrán que encontrarme, si quisieras proteger a tu querido gallo de ese destino tendrías que buscarme antes que ellas ¿No crees?
Ella se levanto, se recogió el cabello en una cola alta y se fue a buscar a Dominique con una sonrisa en su boca, ella solo podía pensar que él estaba totalmente demente. Camino hacia la sala y se encontró con un espejo que había en el corredor, se hecho una mirada y noto lo sexy que se veía con esa camiseta, si se agachaba se le podría ver toda la cola, sonrió, menos mal que llevaba cacheteros. Camino hacia la cocina y escucho una risa que él no pudo contener, ya sabía dónde estaba su hombre, justo dentro de la cocina.
Camino sin tener cuidado en no hacer ruido.
- ¡Oh! ¿Qué será de mí? ¿Dónde estará Dominique que me ha dejado abandonada?- Se escucho de nuevo algo parecido a una risa contenida. Ella estaba preparada para entrar en la cocina y agarrarlo por las orejas cuando de pronto se acerco a la entrada y el apareció de la nada y en un rápido movimiento sostuvo en su mano su brazo derecho y su brazo que le quedaba suelto lo paso por detrás de la cintura de Mary acercándola hacia él y le robo un beso apasionado. Cuando se despegaron ella se sintió muy confundida.
- Buenos días Mary, hice desayuno.- Ella le sonrió enamorada.
- ¿Desayuno? ¿Seguro que no son alimentos tóxicos?- Los dos se rieron al tiempo.
- ¡Hey!             Yo no cocino tan mal, tome clases.- Dijo él con un gesto de superioridad, los dos se volvieron a reír. Él se devolvió a la estufa y se puso pendiente de los huevos que estaba cocinando, ella lo abrazo por detrás acomodando su cabeza en su espalda.
- De hecho huele muy bien.- Acepto oliendo el ambiente, hace mucho que no comía huevos, generalmente los comía solo en la casa de su padre por lo que no era muy a menudo. Se pregunto cómo le estaría yendo a Franscesco solo en la casa, deseo que no la hubiera destruido aun.
- Mary, será mejor que te duches mientras que yo arreglo lo demás, llegaremos tarde al instituto, mejor vamos en mi auto y todo.- Mary asintió y antes de alejarse se volteo a hacerle una pregunta.
- ¿Tienes auto?- Él sonrió y asintió con la cabeza.
- Te sorprenderás.
Mary se alejo feliz hacia el baño, era algo pequeño pero suficiente para alguien que vivía solo, cerró la puerta y de desnudo dejando a un lado su ropa, ¿Será que era bonita físicamente? Se pregunto mirándose en el espejo, ella sabía que era bonita pero se preguntaba si los hombres la veían sexy, puede que no, puede que sí. Alejando ese pensamiento de la cabeza abrió la llave de la ducha y entro en ella dejando que el agua tibia callera por su cuello y espalda. Se hizo un pequeño masaje en las piernas y hombros y luego al terminar cerro la llave y alcanzo con su mano izquierda una toalla blanca que Dominique había puesto especialmente para ella. Mary salió de la ducha y desempaño un poco el espejo, se miro el rostro, se veía fresca y limpia, se sonrió. Estaba pensando en salir del baño cuando su mirada se clavo en los cajones que se encontraban debajo del lavamanos. Lo pensó unos segundos y llego a la conclusión de que no era lo correcto pero que la ``curiosidad mato al gato´´.
Con expectativa a los que se iba a encontrar allí se sentó sobre las baldosas frías que le hizo tiritar por unos segundos, luego tomo aire y abrió los cajones.
- MARY ¿Ya casi sales?- Pregunto una voz masculina desde el otro lado de la puerta, estaba casi gritando para que ella lo escuchara.
- Si, ya salgo, solo un minuto por favor.
Mary se concentro de nuevo en los cajones, eran simples, de madera pero lo que era interesante era lo de adentro. Dominique tenia hay guardado dos cepillos de dientes, unas tijeras, una cinta adhesiva y otras cosas que eran implementos básicos, Mary se sintió decepcionada pero justo cuando se hiba a levantar encontró algo rosado por entre las sombras, con delicadeza para que nada más se moviera lo saco a la luz, era la ropa interior que ella había usado en la fiesta. Increíble, el se había quedado con ella, que sucio. Mary sonrió al pensar lo que habían hecho esa noche, no se arrepentía por nada. Le pareció sexy por parte de él el gesto que quedarse con eso así que lo volvió a poner donde lo había visto. Se levanto del suelo y salió del baño, no vio a Dominique cerca así que fue a la habitación y se coloco la ropa que había usado el día anterior.
Dominique se había bañado antes de que ella despertara y después de haber desayunado él la condujo al sótano o garaje del edificio. Había muchos carros de marca y ninguno era el de él porque seguían caminando.
- ¿Está muy lejos?- Pregunto ella ya un poco cansada por llevar su pesada maleta llena de libros sobre sus hombros. El se volteo a mirarla y le sonrió.
- No, mira, esta justo allí.- Dominique señalo un punto específico en las sombras y conforme avanzaban la luz iba llegando, Mary no podía creer lo que veía ante sus ojos, dejo que su maleta resbalara de sus hombros hasta que callera al suelo, sus pies se detuvieron, sus ojos se abrieron como platos y su boca se abrió en un gesto de bruta (que pena por la palabra).
- ¿Te gusta? Es solo un cacharro.- Dijo él siendo sarcástico y limpiándose en mugre de las uñas, estaba recostado en ese increíble auto móvil lo que lo hacía ver mucho más sexy e interesante.
- ¿Cacharro? ¡Estás loco! Eso es un increíble…

viernes, 13 de mayo de 2011

Capitulo 9

MF
- Estoy feliz de que hayas aceptado mi oferta, enserio, creí que iba a pasar todo lo contrario.- Dijo Dominique guiando a Mary por el camino hacia su hogar. Ella le sonrió, en realidad ella también estaba alegre, la presencia de él la hacía sentir como nueva.
- Creí que un cambio en mi rutina no me vendría nada mal. Además, creo que me caes bien.- Dijo ella en tono burlón, Dominique rio y enarco una ceja mirándola a ella.
- ¿Crees? A bueno…- Mary también rio y acomodo la maleta que llevaba sobre sus hombros.- Haci estamos, to’ bien.- Mary rio a carcajadas por lo chistoso que había sonado su voz, creyó estar al lado de él tipo de chicos que son, en un término fácil, ñeros.
Todo era diversión hasta que Dominique se detuvo frente a una calle desolada que contrastaba con todo el demás espacio. Mary fijo su mirada en el rostro de él y se preocupo un poco, no tenía un buen presentimiento.
- ¿Pasa algo? Por favor sigamos, no es que sea una miedosa, pero esta calle no pinta nada bien.- Dominique fijo una mirada preocupada en ella, como queriendo decir algo pero al mismo tiempo intentando ocultarlo, al responderle bajo su tono de voz, ahora era casi un susurro, tenía un tono grueso.
- Perdóname por ponerte en una situación tan incómoda como esta pero para llegar a mi apartamento tenemos que atravesar estas calles.- Él noto la cara de miedo de Mary y rápidamente intento calmarla.- Pero no te preocupes no es tan malo, además, juro que nunca dejare que nada malo te pase.- Ella volteo a verlo a los ojos, su mirada pasaba de la calle al rostro de Dominique, su rostro le inspiro confianza e inclino la cabeza un poco indicando que estaba dispuesta a pasar por esa calle de infierno.
Dominique le ofreció su brazo a ella, y como en tiempos antiguos ella agarro su brazo y se pego contra su cuerpo. Sentía los músculos trabajados de él, su cuerpo era cálido, se sintió protegida, como si su lugar fuera ese. Pego su cara contra el hombro de él y respiro detectando su aroma, era delicioso, un poco dulce, no muy fuerte. Suspiro y él sonrió. Se decidieron y empezaron a caminar hacia la oscuridad, de repente ella vio como a los costados de la estrecha calle se abrían unos pasadizos donde aguardaban ratas, perros callejeros y una que otra pareja haciendo cosas que ella no quería ni adivinar ni averiguar. En uno de esos lugares vio a un hombre que la vio de manera pedófila, se sintió desnuda y se junto mas a Dominique recostando todo su cuerpo en él, no se sentía bien, el se agacho un poco hacia su oído y le susurro lentamente.
- Tranquila, ya vamos a llegar. Y una cosa, pase lo que pase, venga el que venga no muestres miedo, mantente tranquila.- Mary en primer momento se sorprendió y luego volvió a su estado de miedo, Dominique al pronunciar estas palabras se refirió todo el tiempo a Raquell que siempre se le aparecía al menos que estuviera ocupada en uno de sus ``negocios´´.
Caminaron, los segundos se hacían eternos y de un momento a otro apareció Raquell entre las sombras, Mary la alcanzo a divisar y se sorprendió pero recordó lo que le había dicho Dominique, mantener todo el tiempo la calma. Dominique vio a Raquell y ella al notar que estaba acompañado por alguna razón que él no entendió ella sonrió pícaramente y se alejo por el mismo camino que por donde vino, él quedo totalmente desconcertado, igual que Mary, por la mirada de Dominique entendió que él la conocía y que momentos antes el se refería a esa mujer de ropas destruidas y de maquillaje corrido.
Por fin apareció la luz, ella acelero el paso feliz y el también noto la alegría en el ambiente y dejo que ella lo guiara hacia la luz.
Llegaron a la entrada del edificio donde se encontraba uno de los guardias, todos los días era uno diferente. Dominique abrió la puerta primero y la sostuvo para que Mary pasara sin ninguna complicación, aun se encontraban con los brazos entre lazados. Ella sentía que si por algún momento se soltaban la felicidad terminaría, no soportaba la idea de alejarse de él.
- Señor Broussard, muy buenas tardes.- El guardia acaricio su corta barba, ya blanca a causa de la edad.- Veo que trae visita. Buenos días señorita.- Ella sonrió y también saludo.- Pero si eres muy bella, te ganaste la lotería señor Dominique.- Se rio fuertemente con sus manos sobre su inmensa barriga como si no se pudiera sostener sola. Mary se sonrojo y volteo su mirada para otra parte, sin que ella se diera cuenta Dominique le sonrió con cariño y ternura y volvió su mirada al guardia.
- Bueno, te dejamos.- Los dos reanudaron su camino hacia el ascensor y el guardia satisfecho consigo mismo sonrió.
Entraron en él y se quedaron en un tipo de silencio incomodo, cuando por fin llegaron al piso correspondiente las puertas se deslizaron pesadamente abriéndose y dándole paso a los dos a un largo pasillo, caminaron hasta una puerta grande de madera, Dominique alcanzo sus llaves que llevaba en uno de los bolsillos del jean y abrió la puerta.
- Bienvenida a mi hogar, sigue por favor, siéntete cómoda.- Se sonrieron, él para hacerla sentir cómoda y ella agradeciéndole por su atención, ella siguió y se enamoro del apartamento, era todo lo que había soñado, un lugar simple en donde ella pudiera vivir sola, claro que lo haría con una decoración completamente diferente. Algo mas artístico quizás.
Dominique entro al lugar y cerró la puerta tras sí. Ella se sentó en el sofá frente al televisor.
- ¿Quieres algo de beber?- Pregunto él con la mirada fija en ella, en verdad que era muy bonita.
- Si, gracias, tal vez un poco de agua por favor.- Le sonrió y él devolviéndole la sonrisa desapareció dentro de la cocina, todo estuvo muy callado hasta que él regresó con las bebidas. Le entrego un vaso con agua en su mano derecha y se sentó a su lado.- Entonces… ¿A qué hora empieza el documental?- A Mary ya se le había olvidado de que trataba el documental y a Dominique también, quedo sorprendido cuando ella le formulo la pregunta porque estaba atontado viéndola fijamente, sus ojos repasaban cada parte de su cuerpo aprendiéndose sus movimientos y gestos. Ella se rio.
- ¿Qué? ¿Te quedaras viéndome todo el día?- El sacudió su cabeza y rio súper avergonzado, alcanzo el control remoto que reposaba en una mesita y encendió el televisor, el documental estaba apenas empezando. La luz se reflejaba de manera molesta en la pantalla, casi no se podían ver las imágenes que pasaban en ella.
- Mejor bajo las persianas, no se ve muy bien con toda esa luz.- Dominique se levanto y al acomodar las persianas de todas las ventanas el lugar quedo oscuro, pero no lo suficiente como para estar totalmente ciegos, la luz que aun entraba por loa agujeros dejaba ver las formas de las cosas y algunos colores.
Se sentaron cerca, sus respiraciones eran fuertes, Mary sentía que algo le oprimía el pecho para evitar que respirara bien y Dominique aunque no apartaba sus ojos de la pantalla solo estaba pendiente de la presencia de ella. El silencio se hizo incomodo porque aunque no lo quisieran aceptar los dos tenían claro que ninguno le estaba prestando atención al documental, pero al final termino y los dos se quedaron viendo lo que iban a poner luego de programación.
- Estuvo muy interesante, enserio, me gusto.- Dijo ella acomodándose su cabello suelto sobre sus hombros.
- Si.- Dijo él, por alguna razón evitaba mirarla a la cara, se sentía como un idiota.
Mary volteo a verlo a la cara y le sonrió amistosamente. Él le devolvió la sonrisa y sin poder evitarlo se quedaron mirando fijamente, Mary noto como la sonrisa desaparecía del rostro de Dominique y de sus ojos aparecían brillos de deseo. La sonrisa de ella fue desapareciendo poco a poco y trago saliva sonoramente, su pecho parecía que fuera a estallar, los latidos de su corazón cada vez eran más fuertes y rápidos. Dominique se acerco lentamente a ella, sentándose a su lado, sus muslos se rozaban lo que hacía despertar los sentidos de ella.
El paso su mano derecha por la mejilla de ella y luego de acariciarla con sus dos manos sostuvo la cabeza de Mary como si tuviera un tesoro en sus manos, cogía su rostro con delicadeza pero al mismo tiempo con seguridad absoluta.
Los labios de Mary se encontraban un poco abiertos, los cerro durante un segundo y sin poder evitarlo los dejo reposar de nuevo haciendo que su boca se abriera un poco, solo unos milímetros. Sus caras se acercaron lentamente, aunque se deseaban trataban de hacer el momento lo más perdurable posible, en la atmosfera se sentía que por cualquier insignificante detalle el momento se arruinaría, y esos momentos nunca se pueden arruinar porque no vuelven a pasar.
Cuando por fin sus labios se rozaron el bajo sus manos y las entrelazó detrás de la cintura de Mary, los labios de Dominique consintieron los de Mary hasta que los de ella reaccionaron, le devolvió el beso delicadamente, cada vez se daba con más seguridad. El momento fue tan perfecto que sus labios, ya sincronizados, decidieron ir a otros niveles, era el cuerpo quien decidía, no la mente, esta se encontraba ya muy lejos, o al contrario muy cerca pero oculta.
El beso se torno seductor y luego apasionante. Sí, se necesitaban mutuamente. Era como si su destino siempre hubiera sido estar juntos por siempre.
¡Qué buen besador era Dominique! Mary sentía como los labios de él le quemaban los suyos y luego su cuello. Él bajo hasta que sus labios se encontraron con el hombro de ella y antes de que hiciera alguna otra cosa Mary en una técnica se levanto y termino encima de él. Su cuerpo simplemente había reaccionado, no es que ella lo hubiera pensado, solo lo hizo. Los dos estaban felices hasta que se dieron cuenta de lo que ocurría. Se quedaron inmóviles. Ese movimiento no era la primera vez que Dominique lo veía. Mary se pregunto si había hecho algo malo porque la mirada de Dominique era diferente, como de disgusto y al mismo tiempo de pensamiento. Ella se quedo mirando la mirada de el por un instante y solo necesito eso para entenderlo, los dos se habían delatado, ella con su movimiento y el con su mirada.
Ella hizo un gesto de sorpresa, simplemente no podía creerlo, en primer lugar había sido muy estúpida por haberse dejado llevar por sus emociones y en segundo lugar ¿Qué es lo que estaba haciendo allí? Se estaba besuqueando con el hijo de él gran Broussard, de nuevo.
El gesto de Dominique Broussard se volvió completamente serio, tanto que ella creyó que la estaba mirando mal. Se levanto rápidamente y se arreglo su ropa y su cabello. Él, aun hipnotizado por lo acontecido se levanto solo un poco del lugar en donde se encontraba, sin darse cuenta había terminado acostado, con un botón de la camisa suelto y el cabello desordenado. Esa chica sí que era buena en lo que hacía.
- Creo que no fue buena idea haber venido.- Dijo ella casi en un susurro, ya estaba seria pero en realidad se sentía muy triste, era como si los dos hubieran jugado con sus sentimientos y emociones sin darse cuenta. Solo se habían lastimado mutuamente. El se aclaro la garganta y asintió con la cabeza.
- Creo que estas en lo cierto. Pero ¿Por qué?- Mary entendió su pregunta por la forma en que la dijo.
- No lo sé, estas mierdas pasan. Lo lamento, enserio.- Pronuncio estas palabras hablando como Mary, la niña normal que le gustaba pasar el tiempo con sus amigos. Y Dominique en un momento dejo pasar una mirada de profunda tristeza. Y al hablar lo hizo como el chico normal que era.
- Yo también lo lamento hartísimo, no tienes ni idea de cuánto.- Ella se acerco a la puerta y justo antes de que la abriera la voz de Dominique la hizo detenerse.- ¿Te vas? Ya es muy tarde, ¿No crees que sea preferible que te quedes esta noche?
Ella enarco una ceja suponiendo lo que no era, él rápidamente sonrió y con sus manos trato de borrar lo que había dicho.
- Quiero decir que es peligroso. Yo sé que eso no se compara para nada con los demonios pero igual no puedes pelear contra un humano. Yo te puedo ofrecer mi habitación, yo dormiré aquí.
Ella acepto su ofrecimiento y lo siguió hacia la habitación principal. Estaba a punto de entrar cuando de pronto él la detuvo con un gesto alarmado.
- ¿Me esperarías un segundo y ordeno un poco?- Ella acepto asintiendo con la cabeza, no tenía ganas de hablar, simplemente las palabras no salían de su boca. Decidió que estaba haciendo que el momento se hiciera muy incomodo y decidió hablar.
- Así que eres un Broussard ¿No?- El apellido lo pronuncio con desprecio y el, notando el acento en su apellido solo acepto con un sonido proveniente de su garganta.- No puedo creerlo, es que es imposible que tú seas uno de ellos.
- Créeme, pienso igual en cuanto a ti. Para mí también es imposible pensar que tú seas la bruja. Es que eres tan diferente que nunca lo hubiera sospechado, lastima por tus movimientos, siguen siendo los mismos.
- ¿En cuanto a sexo?- El se asomo por la puerta y la miro seductoramente.
- ¿Te parece que estábamos teniendo ese tipo de relación allí?- Mary sonrió pícaramente.
- Algo parecido.- Dominique sonrió mordiéndose el labio y repasando con su mirada el cuerpo de la bruja.
- Es extraño, saber que estás hablando con la misma persona pero también saber que te puedes comportar diferente con ella. ¿Me hago entender?
- Completamente. De hecho, en este momento es como si nunca hubieran estado aquí esos dos adolecentes, somos dos personas totalmente diferentes.
- Eso me deja mucho que desear.- Dijo Broussard volviendo a morderse el labio de abajo.
De pronto todo se oscureció, pareció algo sobre natural aunque en realidad no era algo fuera de este mundo.
- Ya es muy tarde, sigue.- Dijo el volviendo a ser Dominique. Ella siguió con respeto como si fuera Mary y le agradeció a él por todo. Luego lo saco con cariño de la habitación y cerró la puerta quedándose así sola en el cuarto.
Se sentó sobre la cama y miro a su alrededor, la habitación sencillamente era funcional, nada más. Observo por un segundo el armario y decidió que la mejor opción sería no abrirlo, se notaba que estaba lleno del desorden que tenia minutos antes sobre el suelo. Paso su mano por su nuca, hasta ese momento noto lo cansada que estaba, era increíble. Descargo su maleta al lado de la mesa de noche y se quito los zapatos dejándolos de manera organizada a un lado. Se levanto, se desabrocho el pantalón, lo doblo y lo coloco a un lado, de la misma manera lo hizo con su camiseta. Se sintió lo bastante confiada como para coger una camiseta de Dominique como pijama, le quedaba grande lo cual era perfecto. Se recostó en la cama y se cubrió con las mantas que había, eran muy suaves.
Estaba tratando de dormirse cuando escucho unos golpes en su puerta, cuando volvió a ver la puerta se abrió y entro a la habitación Dominique con una cara de desesperación. Su mirada lo decía todo, sí, querían estar juntos sin importar nada, aunque sea solo una noche.

domingo, 8 de mayo de 2011

Capitulo 8

DF
El despertador negro reluciente con números verdes brillantes marcando la hora se activo despertando de este modo a Dominique. El se encontraba sobre su cama boca abajo, las sabanas no le cubrían su espalda desnuda porque la mitad de ellas se encontraban regadas por el suelo junto a miles de prendas sucias y tiradas. Se levanto lentamente y miro a su alrededor, se encontraba en su habitación donde no se podía encontrar nada de lo desordenada que estaba, luego camino hacia el baño y sin importarle cerrar la puerta se quito el pantalón de su pijama y se dio una ducha cuando termino se cubrió con una toalla y se dirigió a la cocina para comer algo rápido, se sirvió un poco de cereal y una tajada de pan y se recostó en el sofá de su sala y prendió el televisor, estaban dando noticias sin importancia pero justo cuando iba a cambiar de canal escucho algo que lo sorprendió mucho.
- … Cinco unidades han llegado a la escena, los testigos no están seguros de que ocurrió en realidad, solo dicen que escucharon extraños ruidos sobre sus cabezas y que luego todo exploto.- Detrás de la periodista mostraban imágenes de un centro comercial donde todo se encontraba hecho trizas y donde bomberos junto con los policías buscaban personas dentro del accidente.- Aquí tenemos al oficial al mando.- Dijo ella acercándose con la cámara corriendo hacia un hombre de traje azul.- Señor, ¿Puede decirnos que ocurrió aquí?.- El oficial con gesto serio se acerco a ella y le respondió.- No estamos muy seguros, pero hacemos todo lo posible para que este caso no se nos salga de las manos, no queremos que llegue a mayores. Creemos que fue un ataque terrorista pero la mitad de los testigos dan sus opiniones dependiendo de sus creencias, muchos ya han mencionado a Dios. De esta manera es muy difícil trabajar.- El policía se marcho y la mujer se aproximo de nuevo a la cámara a hablar.- Eso es todo por ahora, desde el centro comercial Prince, Andrea Rodríguez con mas noticias.- La señora sonrió y pasaron a otras noticias, Dominique no podía creerlo, nunca pensó que un demonio llegaría tan lejos como para contactarse con los humanos, giro su cabeza y vio la hora.
- No puede ser, llegare tarde.- Dejo los platos tirados en la cocina y corrió a su habitación vistiéndose con lo que encontraba. Se puso un pantalón completamente negro con una camisa blanca, cogió su maleta del estudio y apagando el televisor salió corriendo lo más que pudo hacia el instituto.
Salió de su apartamento y entro por las calles oscuras donde se encontró con Raquell, ella lo saludo con una mano y se acerco a él.
- Hola Dominique, se ve que vas apurado.- El le sonrió y se sentó contra una pared sucia.
- No tanto, ven siéntate, traje lo que te prometí.- Raquell feliz corrió hacia él y se sentó a su lado con sus manos al frente de ella listas para recibir su comida. Dominique de su morral saco unas tostadas francesas recién ellas, todavía se encontraban calientes, se las entrego todas a ella y Raquell sin aguantar mucho rato se las metió a la boca, se encontraba muy hambrienta.
- ¿Por qué será que eres tan bueno conmigo Dominique? Te lo agradezco, te debo mi vida, y esto esta delicioso.- Dijo ella sin quitarle los ojos de encima a su comida.
- Solo hago lo correcto, además yo sé que lo necesitas.- El sonrió de nuevo y empezó a levantarse.
- Eres una buena persona chico, ojala que no te corrompan.- Dijo ella viendo como él se preparaba para irse.
- Me tengo que ir Raquell nos vemos otro día.- Ella sonrió, se despidió con un gesto y se perdió en la oscuridad de los callejones, el también se alejo, corriendo de nuevo para que no llegara tarde a clase.

Mary abrió las puertas del salón de investigación y se sentó donde su grupo de amigas se encontraba, esta era la única clase que estaban todas juntas, Mary estaba vestida con un jean claro, unos pisa huevos negros y una camiseta azul casi pegada, llevaba su cabello oscuro recogido en una cola de caballo pero lo tenía tan largo que le caía por el hombro hacia adelante.
- Hola.- Dijo ella dirigiéndose a todas que estaban hablando de la salida del centro comercial. Todas la saludaron y le mostraron un lugar que habían apartado para ella, Mary se sentó en el lugar y en ese instante entro el profesor.
- Bueno, empezaremos clases en este momento así que hagan silencio.
El profesor hablo y hablo durante mucho tiempo, el cual se le hizo eterno a Mary y al final cuando sonó el timbre marcando el final de la clase ella no puedo esperar por salir de allí, recogió rápido sus cosas y se alejo de el lugar para acercarse a la cafetería donde estaba el señor Gorgori tan feliz como siempre.
- Gorgori- Pronuncio ella sonriendo.- Necesitaba verte.
- Mi querida niña, ¿Cómo estás?- Mary lo abrazo, le tenía mucho cariño porque se conocían desde que ella era muy pequeña.
- Muy bien, tengo un poco de hambre.- Gorgori sonrió con sus manos apoyadas en la cintura.
- Tenemos pan fresco, pero si prefieres acabo de hacer unos deliciosos pastelillos y un postre delicioso.
- ¿Postre? No sabía que ya habías perfeccionado el arte de lo dulce.- Dijo ella y los dos se rieron sincronizada mente.
- Claro que sí, yo soy excelente en todo lo que hago. Hoy hice ¡CHEESSE CAKE! En mi opinión esta delicioso.
- Entonces regálame un poco de ese cheesse cake y una limonada, estoy sedienta.
Gorgori le dio lo que pedía y ella se fue a sentar en una de las tantas mesas vacías que habían en el lugar, suspiro, le encantaba ese lugar, tan pacifico, tan tranquilo. Empezó a comer y con una seña le mostro su aprobación a Gorgori, en verdad estaba delicioso.
Mary se quedo un momento mirando la ventana que daba vista al campus, se sentía diferente, por alguna razón sentía que algo no andaba bien.
- Hola Mary.- Dijo una voz a sus espaldas sorprendiéndola, ella se sentó bien y despertó.
- ¡Hey! Hoy Dominique, ¿Cómo vas?- El se sentó a su lado, en una mano llevaba un pastelillo de los que había hecho Gorgori y en la otra llevaba su mochila lista para descargarla en el suelo.
- Muy bien Mary, lo que tienes hay pinta bueno.- Dijo el refiriéndose al postre, ella sonrió con un poco de tono rojo en sus mejillas.
- Sí, esta delicioso, y ¿Qué más me cuentas?- Pregunto ella dejando a un lado su comida.
- Nada, ya sabes, todo normal con las clases y en la casa.- Con un gesto desinteresado volteo a ver hacia la ventana, Mary se quedo viéndolo y de un momento a otro sin ninguna razón su corazón empezó a palpitar con más potencia, mas rápido y fuerte. Sintió sus latidos en su cabeza y noto como la sangre se le venía al cerebro haciéndole tornar las mejillas a un tono carmesí, notando el calor miro hacia abajo ocultándose tras su cabello que se lo había soltado hace pocos instantes, se paso su mano derecha por las mejillas y las sintió cálidas, sí, no cabía duda, estaba sonrojada. Intento calmarse pero no pudo y pensó en el porqué de su situación y a su mente regreso la imagen de la perfecta cara de Dominique la cual hizo que ella sonriera bobamente y se sonrojara mas.
- Cálmate Mary, deja de comportarte como una tonta.- Dominique volteo a ver sorprendido y un poco confundido.
- ¿Dijiste algo? Qué pena, no estaba escuchando.- Dijo el sonriendo, mostrando su dentadura perfecta.
- No, no.- Exclamo rápidamente tratando de que el no notara su situación.- No dije nada, solo estaba hablando yo sola.- Él se rio y movió su cabeza haciendo que sus mechones de cabello corto se movieran desordenadamente.
- Eres una persona muy rara, ¿Por qué hablas contigo misma si aquí estoy yo?
- Fácil, porque hay cosas que no debes saber.- Sonrió mostrándose un poco indescifrable.
- ¿Sobre tu vida?
- Sobre mis sentimientos.- En ese momento Mary noto que lo había cagado (que pena por la palabra tan grosera pero ese es el termino que buscaba) y también lo noto Dominique, se quedaron viéndose durante un tiempo sin decir nada, Dominique por todo lo que suponían las palabras de ellas se sonrojo y ella también hizo lo mismo pero por la pena y los nervios, voltearon su vista hacia puntos distintos, no sabían que decir al respecto, la conversación estaba totalmente muerta. Dominique tratando de salvar la conversación se aclaro sonoramente la garganta y emitió un largo eeeemmm…
- Bueno, hoy no tengo muchas cosas que hacer, ¿Y tú?- Ella mentalmente le agradeció por hacer eso, amaba que fuera tan abierto y sociable y otras cosas que implicaba eso.
- No, no, para nada, ya hice todos mis deberes.- Sonrió refiriéndose a las tareas y el aseo de la casa, siempre tenía que mantener la casa arreglada mientras que su madre estaba fuera, no solo porque ella se molestaba si no porque a Mary le daba asco el desorden, simplemente no podía con el.
- Me preguntaba si querías venir esta tarde, después de clases claro, a mi apartamento, la pasaremos bien, van a dar un documental de la segunda guerra mundial y nos podría servir para el nuevo tema en la clase de literatura.- Mary no sabía si aceptar o no, la verdad es que se podrían hacer más cosas en la casa de un hombre súper guapo, además si el hombre vive solo, que solo ver un documental. Ella sonrió.
- Claro, me encantaría, entonces nos vemos cuando toque la campana en la entrada, ¿Te parece?
- Sí, claro que sí.
El timbre sonó marcando el fin del receso y los dos se levantaron y se dirigieron hacia sus clases correspondientes.

jueves, 5 de mayo de 2011