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- ¿Cacharro? ¡Estás loco! ¡Eso es un increíble BUGATTI VEYRON 16.4!- Mary corrió junto al auto y con las yemas de sus dedos sintió su pintura negra. Dominique se sorprendió por un instante y después rio.
- ¿Sabes sobre autos?- Mary se sonrojo un poco apartándose del carro para observarlo completo. Ella asintió y luego completo su respuesta.
- Algo así, pues no soy la más experta humana en autos pero me sé defender.- Él rio y luego se apresuro para acercarse a la puerta de copiloto, la abrió y le hizo señas con la mano a Mary para que entrara en él. Ella reacciono rápido y se acerco a él, entro al auto y abrocho el cinturón. Miro todo dentro del auto, olía a nuevo y sus asientos de cuero eran súper cómodos. Dominique entro en el auto, lo encendió y lo hizo avanzar, duraron un buen tiempo en silencio hasta que él decidió hacer un comentario, cuando un semáforo se puso en rojo el volteo a verla con ojos burlones. Ella se dio cuenta y se preocupo un poco.
- ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Tengo algo? – Él se rio y ella insistió.- Dime o me molestare.
- ¿Le dijiste a alguien que ibas a mi casa?- Ella lo pensó un poco y recordó una pequeña conversación sin importancia que había tenido con sus amigas.
- Sí, a unas amigas de confianza, ¿Por qué?
- ¿Notas que vas a llegar al instituto con la misma ropa de ayer?- El sonrió sin poder ocultar su risa.
- Sí, ¿Y eso que tiene que ver con tu primera pregunta?- Dominique se aclaro la garganta y ella se cruzo de brazos, odiaba cuando las personas daban vueltas y vueltas a una misma situación sin llegar a una conclusión exacta.
- Pues… Si alguien sabe que ayer ibas a mi casa y te ve hoy con la misma ropa de ayer… pues… no creo que vengan cosas buenas.- Mary se estremeció, él tenía toda la razón podrían pensar cosas que en realidad no pasaron.
- ¿Ahora qué voy a hacer? Ya vamos tarde hacia el instituto.- Mary pensó en ir hasta su casa para recoger algo de ropa pero eso llevaría mucho tiempo, se puso muy nerviosa.
- Tranquila, no te vayas a morder las uñas.
- ¡Yo no voy a hacer eso!
- Solo fue una expresión Mary, simplemente vamos a pasar por alguna tienda y te compramos algunas prendas y listo.
- ¿Algunas prendas? ¿Y con qué dinero? Claro, si se puede saber.- Exclamo con un gesto en su rostro de furia, ella no sabía controlarse en situaciones complicadas.
- No me grites Mary. ¿Ya viste que auto estoy manejando? Listo, ya tenemos la solución.- Ella se sorprendió y dejo de comportarse de ese modo tan egoísta.
- Pero, no deberías…
- No, sí debería. Mary, hare todo lo posible para verte feliz, aunque en realidad he visto muy pocas veces tu felicidad a menos que no sea conmigo.- El se rio fuertemente.
- Engreído.- Ella también se rio.- Esta bien, pero júrame que me vas a dejar pagártelo después, ¡Júramelo!
- Esta bien, lo juro. Aunque no tienes que hacerlo, no te voy a pedir nunca eso.
Dominique cruzo por una calle y de repente llegaron a toda una avenida llena de tiendas de ropa de marca, era como un sueño. Dominique dejo el carro a un lado y como la última vez le abrió la puerta a Mary para que saliera. Cuando se encontraban los dos fuera del auto Mary se sacudió un poco su ropa por costumbre y Dominique se quedo viéndola.
- Te llevare a una tienda que me gusta.
- Creí que la ropa era para mí- Levanto una ceja pidiendo una explicación.
- Sí, es para ti pero no dejare que compres algo feo.
- Una de dos: O estás diciendo que mi ropa es horrible o tengo un muy mal gusto.
- ¡Hey! Claro que no me refería a eso, simplemente quiero que uses algo bonito, tu ropa y tus gustos me encantan pero me gustaría verte alguna vez un poco más femenina de lo que eres.
- El instituto está lejos y vamos tarde.
- Claro que no, puede que esté un poco lejos pero si manejo rápido llegaremos a tiempo y si no hay trafico tendríamos exactamente…- Hecho un vistazo a su reloj de mano y sonrió, luego volvió a ver a Mary a los ojos.- Una hora.- Mary miro a su alrededor insegura. Luego miro a los ojos a su pareja y con un asentimiento le hizo entender que estaría bien así que Dominique la agarro de la mano derecha y corrió hacia una tienda enorme de dos pisos con pintura blanca llamada La mode actuelle de Madam Alizée. Mary miro a Dominique sin saber que decir, obviamente la había llevado a la tienda más cara de toda la zona.
- ¿Es enserio?- Dijo pronunciando cada silaba de una manera fuerte y lenta.
- ¡Vamos! ¿Qué tiene de malo? Es la única tienda de Francia que hay en 1000 kilómetros, mi padre tuvo una aventura con la dueña, es una historia muy cómica.- Mary lo volvió a mirar no muy convencida.- Pues no estoy muy orgulloso de esa historia pero…- Mary arqueo las cejas en un gesto de pregunta.- Te gustara.
Dominique halo a Mary dentro de la tienda y le dijo a una chica joven que trabajaba allí que buscaba a Madam Alizée, cuando dijo su nombre completo la chica hizo cara de sorpresa y corrió con afán hacia unas escaleras y subió por ellas. Nos sentamos en un sillón sin decir ninguna palabra. Cuando la joven volvió tenía la cabeza mirando al suelo y detrás de ella venia una mujer que parecía de 120 años, en realidad era una mujer horrible que se veía de una gran etiqueta. Tenía las uñas largas pintadas de un rojo oscuro, su cabello completamente blanco lo llevaba recogido en un extraño peinado, tenía un vestido largo rojo que parecía sacado de una obra de teatro, su nariz era pequeña y larguirucha, sus ojos que en un tiempo fueron de azul aguamarina se encontraban unidos, con mucho maquillaje alrededor de ellos y resaltando su rostro que tenía un montón de arrugas. Hizo una mueca de disgusto sin razón aparente y sus labios pintados con colorete rojo se abrieron de una manera grotesca, solo fueron unos segundos pero para todos les pareció una eternidad, al abrirse sus labios unas líneas de baba se separaron lentamente y tras ellas aparecieron unos dientes pequeños, torcidos y tan amarillos que parecían como si los hubieran pintado. Mary muerta del asco giro su mirada a Dominique pidiéndole una explicación pero él no pareció percatarse de este gesto, él estaba mirando a esa señora, parecía hasta contento de verla. Cuando la señora termino de bajar se acerco a Dominique y sonrió sin mostrar sus dientes, toda la base y polvos que tenía en el rostro se partieron mostrando sus arrugas, ese era un ser repugnante, hasta Mary pensó que era un demonio y se estaba preparando para saltar sobre ella y llamar a su shinigami pero se contuvo.
- Hijo, cuánto tiempo sin verte.- Exclamo la señora abrazando a Dominique, él sonrió y dejo que ella viera su rostro detenidamente, seguro que se consideraban familia. Los dos se sonrieron y Mary se sintió tan incómoda como si se fuera a presentar a los padres de su novio. Cuando se separaron la señora le echo un vistazo a Mary y sonrió con amabilidad. Mary se sintió increíblemente mal por pensar tan mal de ella.
- mère, ella es Mary, es mi… muy buena amiga.- Se estrecharon las manos y luego él le hablo a la mujer que había llamado mère, Mary deseo tener clases de francés.- Te tengo un reto, se que te gustan tenerlos. Necesitamos que Mary, mi amiga, este completamente linda, digo, organizada.- Mary le miro mal y luego noto como la señora paseaba alrededor de ella viéndola detenidamente, su expresión era un poco asustada. La situación era muy graciosa e incómoda.
- Sera difícil, pero la muchacha no es fea. Mi Dominique nunca ha tenido mal gusto al escoger a su prometida.
- ¡mère! Por favor, ya te dije que solo es una amiga.
- Aja… Bueno, entonces empecemos. Tu quédate aquí y Mary acompáñame arriba.- Dominique le dio miradas de apoyo y se quedo mirándola hasta que desaparecieron por la escalera.
Después de unos veinte minutos Dominique escucho los gritos que venían de arriba.
- No voy a bajar así, ¿Estás loca?
- No, no lo estoy, es esto lo que tu prometido quiere, ¿Acaso no quieres estar bonita para el e impresionarlo?
- ¡Que no es mi prometido! Ni somos pareja.
Dominique rio en silencio, recordó como había conocido a esa mujer, había sido hace muchísimo tiempo, en su decimo cumpleaños.
El sol ya se encontraba en su punto más alto, ese niño pequeño de ojos claros y cabello largo hasta los hombros se encontraba riendo y corriendo, simplemente jugando. De pronto escucho una voz con tono de autoridad y al mismo tiempo con tono de cariño.
- No lo hagas, ¿Estás loca?- Luego una voz más joven le respondió en un tono molesto.
- No, yo no soy loca aunque me lo han dicho durante toda mi vida.
El niño con curiosidad dejo sus mariposas y camino dirigiéndose a las voces, su velocidad cada vez era más baja conforme las voces se hacían más claras, sin ninguna duda esa era la voz de su padre, el niño se puso contento y corrió hacia él, pero lo que encontró detrás de un viejo árbol no fue lo que esperaba.
Una mujer, una niña se encontraba acorralando a su padre pero no de manera brusca, sus hombros se hallaban descubiertos y los cabellos de las dos personas se encontraban revueltos. De repente la niña empezó a besar el cuello del padre del niño y cuando iba por el pecho el hombre levanto su rostro y la beso apasionadamente. Luego la tiro al suelo y le empezó a acariciar el muslo. El niño simplemente se quedo viendo, no sabía como reaccionar porque no sabía qué era lo que estaba pasando. El padre giro por un segundo su cabeza con un gesto de placer y miro al niño, rápidamente se despego de la niña y fue hacia el pequeño.
- No tengo nada que explicarte, pero por favor no le digas a tu madre lo que viste hoy, esta noche cumples 10 años y creo que ya estas lo suficientemente grande para entenderme. ¿Me aras caso?
El niño sin opciones asintió con la cabeza y entendió que por ningún motivo le podía desobedecer a su padre, el noto la madurez en los ojos del niño y sonrió notando que podía estar tranquilo.
Esa misma noche en la celebración de su cumpleaños su madre supo la traición y después de una promesa él no volvió a juntarse con la niña y se olvidaron del tema, de hecho ella se volvió una amiga de la familia, la madre de Dominique compartía mucho tiempo con ella y poco a poco Dominique le tuvo cariño a la mujer.
Dominique dejo de soñar para encontrarse frente a sus ojos una hermosa niña de su edad, casi la confunde con la de su historia pasada pero recordó donde estaba y que hacía. Mary después de un tiempo con la vista en el suelo levanto su rostro sonrojado para mirar las expresiones de Dominique.
- ¿Te gusta?- Él se quedo viéndola y pensó que era otra Mary.
- Nunca te había visto de este modo.
- Aunque no creas no es la primera vez que me arreglo así, yo también soy femenina solo que no me arreglo para el colegio, solo para las fiestas. Sin necesidad de una diseñadora puedo llegar a ser esto.
- Estas hermosa, pido disculpas, es que solo te quería ver así, siempre muestras ese lado rudo, no es malo sentirse como una princesa.
Mary tenía un vestido rosado pálido que llegaba hasta las rodillas, en su cintura tenía un cinturón café y después de este el vestido caía suelto, el viento lo movía formando siluetas delicadas. Mary tenía unos botines de tacón muy bajo del mismo color del cinturón y junto con el saco largo que tenia le ponía un toque chick, ese vestido con los accesorios adecuados podía usarse o para una fiesta o para una salida normal a cualquier parte. Además de la nueva ropa la mujer la había maquillado y le había arreglado el cabello, ahora lo tenía completamente liso y tenía un poco de brillo en los labios, unas sombras muy suaves en sus parpados y sus pestañas parecían más largas y oscuras. Las mejillas de Mary tenían un color leve rojo natural, se encontraba totalmente intimidada por su belleza.
- Hare cuentas del costo y vamos al instituto- Dominique dio media vuelta pero antes de marcarse Mary lo agarro del brazo.
- ¿Iré así?
- Claro, estas hermosa, creo que lo mejor para mí sería impedírtelo por todos los chicos que te van a pretender pero sería un acto de un bárbaro.- Ella se ruborizo de nuevo y se quedo un segundo sentada al lado de la mujer que la había cambiado, por algún motivo sentía como si ella fuera su madre.
De pronto la anciana saco de un cajón un pequeño libro y se lo paso a Mary. Ella se sorprendió y volteo a mirar a la mujer, ella con un gesto de la cabeza le hizo entender a Mary que abriera el libro. Ella lo abrió y se dio cuenta que lo que tenía en las piernas era un álbum de fotografías viejas en un muy buen estado, la primera imagen que vio la sorprendió, se trataba de una niña de unos 14 0 15 años, su cabello era largo, oscuro y ondulado, le caía sobre sus hombros desnudos. Tenía un vestido azul que mostraba sus senos que recién aparecían. Su rostro era como el de un ángel, simplemente hermoso, su mandíbula era de rasgos definidos y su nariz era pequeña y respingada. Sus ojos eran enormes y sus pestañas aun más. Sus cejas eran perfectas, sus labios carnosos y su dentadura blanca y alineada, excepto por sus colmillos que se encontraban un poco afilados en la punta, era una niña perfecta, cualquiera la podría confundir con un ángel caído del cielo.
- ¿Qué?... ¿Quién es ella?- Pregunto Mary sin poder dejar de mirarla, la anciana sonrió con amargura y ternura al tiempo.
- Alguien que sufrió cambios drásticos en su vida, al parecer para el mundo la belleza debe ser cobrada.- Mary volteo a verla y noto que sus ojos se humedecían.
- ¿Es… usted? Usted es esta niña ¿No es cierto?- La anciana asintió con la cabeza y luego volvió a mirarla a los ojos.- Pero entonces... ¿Qué le paso?- Mary trato de cambiar sus palabras rápidamente, había sido muy grosera.- Em… Lo lamento, no me quise referir a eso, enserio, yo no quise… ¡Lo siento! Soy una tonta.
- No, no te preocupes, tu pregunta estuvo bien, en realidad yo no debería ser así, bueno, quizás si un poco vieja pero no tan horrible. Esto fue a causa de un demonio que se trago mi corazón.- Mary se sorprendió como esta humana sabia sobre los demonios y como era capaz de hablar de ello sin ningún inconveniente, Mary se hizo la tonta para ocultar su identidad.
- ¿Demonios? ¿De qué habla? Eso no existe.- Mary miro al suelo.
- Vamos niña, no te hagas la estúpida, se quién eres, tu presencia es muy fuerte, la esencia de esa bruja la conozco muy bien.- Mary se sorprendió, una humana había descubierto su identidad. Yo estuve presente cuando mi querido Balthazar conoció a esa tal sombra, solo era una niña pero el pacto que hiciste fue demasiado grande y poderoso. Muy arriesgado.
- No es de su incumbencia vieja.- El semblante de Mary había tornado a algo oscuro y terrorífico, parecía como si sus ojos se hubieran hundido, su piel se hubiera puesto blanca y sus extremidades se hubieran tornado esqueléticas.- Yo me acuerdo de ti, estabas de pie junto a Balthazar, el padre de Dominique, solo eras una pequeña terriblemente asustada, sus chillidos fueron los que más se escucharon sobre todos los demás.
- Ten respeto que sigo siendo mayor que tú, no lo olvides.
- ¿Cómo lo voy a olvidar? Si fui yo quien te coloco ese hechizo de envejecimiento. – Mary rio de manera tenebrosa y luego miro a la anciana.- Ya entiendo porque me reconociste tan fácil siendo una humana, cuando le haces un conjuro a alguien si ese alguien sigue con vida tendrá por siempre una conexión contigo. Los humanos son una escoria.
- ¿Escoria? Hablas de tu propia raza, bestia. No deberías de jugarnos de ese modo, después de todo fueron ustedes los demonios quienes trajeron la desgracia a este mundo.
- Primero yo no soy un demonio y segundo esas criaturas se encontraban primero en esta tierra, fueron ustedes quienes les arrebataron la paz.
- Eres uno de ellos, has asesinado tanto como ellos, es más, tienes una relación con uno de los más poderosos demonios, nada más que un shinigami, ¿No te parece que debes estar en esa categoría? ¿Y cómo dices que fuimos los humanos? Nosotros no hicimos nada, simplemente con nuestra existencia los demonios empezaron a asesinarnos.- La anciana llena de furia se levanto de golpe y lo mismo hizo Mary tirando el álbum al suelo.
- ¡Por eso! El pecado por el cual están condenados es su simple existencia en este mundo.
- No me grites ni me levantes la mano.- Se encontraban a punto de lanzarse una sobre la otra.
- Recuerdo esa noche con toda la claridad, los demonios y yo acordamos en destruirlos esa noche, el cumpleaños número decimo del heredero a todo. Todos se encontraban felices y a gusto sin pensar en las demás criaturas que se podrían encontrar muriéndose a su alrededor, entramos por sorpresa cortando todo signo de luz, todos entraron en pánico y mi shinigami les cerró la salida a todos los invitados. Tus chillidos no me dejaban hablar con Balthazar, no tuve más remedio que echar esa maldición sobre ti.
El salón era enorme, decorado con miles de telas sin sentido alguno, llenos de olores de deliciosos platos de comida. Todo estaba planeado. En ese momento Mary no tenía ningún trato con los demonios pero a pesar de su corta edad sabia que debía protegerlos, por alguna razón sentía que necesitaba ayudarlos. Ella había nacido para esto. Fue unos años antes de que hiciera el trato con el shinigami, antes de que vendiera su alma, simplemente ellos la habían encontrado a ella y aunque parecía como si ellos la hubieran elegido a ella era el destino que tenía preparado su camino.
La niña había ido a una tienda de disfraces y se encontraba vestida con una capa de Dracula totalmente negra y un vestido también negro de mesera.
- ¿Qué sucede aquí? ¡Solo eres una niña!- Exclamo Balthazar desde su cómodo asiento, Mary sintió como si alguna extraña fuerza se hubiera apoderado de ella y en ese momento un demonio entro en el cuerpo de la niña.
- Puede que lo sea en apariencia pero soy lo suficientemente grande como para destruirte. Y lo suficientemente inteligente como para saber que esa niña que se encuentra llorando desesperadamente a tu izquierda es tu amante. ¡Cerdo! ¿Cómo puedes aprovecharte de ella?
Todos quedaron en silencio y Balthazar empezó a sudar por la incómoda situación en la cual se encontraba, su esposa lo conocía y no aguanto, salió del salón llena de una profunda tristeza.
- O perdón, no sabía que era un secreto.- Sus palabras se confundían por las lagrimas de la niña que estaba a la izquierda de Balthazar.- ¡Cállate! Te crees la que puede tener todo solo porque eres bella, ahora dejaras de hacerlo.
El shinigami sonrió y señalándola le lanzo una maldición que acabaría con su vida antes de lo esperado.
- ¡Ya está todo listo! Es hora de irnos Mary.- Dijo Dominique acercándose sonriendo, las dos se relajaron y el ambiente dejo de ser tan lúgubre.
- ¿Por qué? Solo eras una niña.- La anciana empezó a llorar, a desahogarse en frente de su enemigo y Mary aun con su semblante tenebroso y su tono de voz desgarrador pronuncio sus últimas palabras.
- Pudo haber sido cualquiera, no fue personal.
Dominique se acerco por completo y Mary volvió a ser la de antes, solo una chica normal. Él se confundió al ver a la anciana llorar pero decidió que era normal porque esa señora era extraña.
- Sera mejor que nos vallamos, ya es tarde, no creo que alcancemos.
- Esta bien, ¿Seguro que ella estará bien?- Mary mostro un poco de preocupación en su mirada y Dominique le hizo entender que era mejor si la dejaban sola aunque no sabía porque se encontraba en tan mal estado.
- ¡No le vallas a hacer nada! Es como mi hijo.- Grito la anciana mientras que ellos salían y Mary sonrió con maldad, la pobre pensaba que él aun no se había dado cuanta de quien era ella. Giro su cabeza para mirarla y con sus labios pronuncio una palabra sonriendo: ADIOS. Hizo como si se reía y desapareció de la tienda junto a Dominique.