sábado, 30 de abril de 2011

Capitulo 7

MF
Mary intentaba ir por las calles más solitarias para no encontrarse con algún conocido, estaba desastrosa, tenía el cabello revuelto, el vestido lleno de arrugas, en una mano llevaba su antifaz y en la otra sus tacones que le habían cansado los pies por lo altos que eran. Detrás de ella se encontraba el shinigami, como siempre sonriendo. Ella no dejaba de pensar sobre si había sido la mejor opción haber aceptado la oferta de ese hombre, quizás nunca lo sabría pero algo en lo que si estaba segura era que con la jugada que había hecho en la fiesta ese hombre siempre le hiba a obedecer, en verdad los hombres eran muy fáciles de manipular.
- Parece que la pasaste muy bien en la fiesta ¿No?- Dijo el shinigami riéndose. Mary despertó de sus pensamientos y sonrió también.
- ¿Por qué lo dices?- Mary hizo pasos más cortos hasta que quedo al lado del monstruo.
- Es obvio como te dejaste llevar por tus impulsos sexuales. Que mal gusto tienes.- Mary se rió.
- Primero: Mis gustos están muy bien, no es mi culpa que vengas de otro mundo y que una hembra linda para ti sea alguna criatura con enormes cuernos, y segundo: Yo nunca pensé en tener sexo con él.- El shinigami rió de nuevo y luego se acerco al oído de Mary.
- Solo manipulación.
- Exacto.
Caminaron por un largo rato hasta que por fin llegaron a la casa de Mary. Ella abrió la puerta y dejo pasar primero al shinigami, luego lentamente subieron las escaleras hasta que llegaron a su habitación donde Mary se desnudo y se coloco su pijama.
Mary coloco un poco de música en su reproductor, se recostó en su cama y encendió su portátil.
- ¿Qué vas a hacer ahora?- Dijo él rascándose el oído y luego limpiándose el dedo con su ropa. Mary lo miro por un segundo con cara de asco y luego fijo su atención en la pantalla.
- Voy a abrir mi Facebook.- Respondió ella sin ningún interés, necesitaba saber si había pasado algo nuevo con respecto a su vida normal. Franscesco desinteresado se alejo de ella con un gesto de fastidio.- Recuerda que tengo que mantener mi otra identidad.
- Aja.- Dijo él entrando de nuevo al espejo pero con mucho esfuerzo, Mary noto como de un momento a otro se iba su respiración y como cada parte de su cuerpo quedaba sin energías, después de un momento se sintió normal y se enfureció con Franscesco.
- Te digo que no entres al espejo mientras que este ocupada en otra cosa, me quitas todas las energías.- Franscesco subió los hombros de manera grosera y desapareció.
Mary miro las actualizaciones de sus amigos, fotos, estados, etc… Nada parecía importante así que apago el equipo y se acostó no sin antes pensar en ese hombre que había conocido ese día, sí, era tímido pero era perfecto para la verdadera Mary, no la que cada noche robaba su cuerpo.

El despertador sonó mas de una vez, todos los días era su madre quien despertaba a Mary porque era imposible que algo mas la despertara, por esa razón había sincronizado dos relojes con alarmas y también había puesto alarmas en sus celular, todo sonó al tiempo haciendo que ella se levantara de un susto, desorbitada tiro todo lo que hacía ruido al suelo y se acerco al baño para observarse en el espejo, tenía el cabello hecho un nudo, maquillaje corrido y unas ojeras impresionantes. Se deshizo de su pijama y entro a la ducha lavándose bien la cara, luego lavo su cabello y vio como la tintura roja artificial se movía con el agua acariciando las plantas de sus pies, utilizo mucho shampoo para que no le quedara nada de tintura y cuando se sintió limpia del todo alcanzo una toalla blanca que tenia colgada, cerro la llave de la ducha y se acerco de nuevo al espejo, se veía mucho mejor, se alegro de ver su tono normal del cabello pero noto que todavía tenía esas horribles ojeras así que bajo a la cocina para alcanzar una cuchara fría y la coloco debajo de sus ojos, prendió el televisor que había allí mismo y se acerco donde guardaban los platos sacando el indicado para servirse cereal. Le puso cuidado a las noticias mientras comía y de un momento a otro empezó a sonar el teléfono, corrió para contestar antes de que fuera demasiado tarde y escucho una voz muy familiar.
- ¿Mary?- Dijo una voz chillona en la otra línea, ella sonrió.
- Lala, ¿Cómo estás?
- Mejor que bien, llamaba porque me entere que tu madre tuvo que dejarte y me preguntaba si querías salir con nosotras por toda la tarde.
- ¿Todas? ¿Quiénes?- Lala se rió.
- Pues el grupito: Yo, Kary, Majo y Ale, y Talvez otras.
- El burro por delante.- Las dos rieron.- Claro, ¿Donde nos vemos y a qué horas?- Pregunto Mary entusiasmada con la idea de salir una vez con sus amigas.
- Nos vamos a ver todas en el centro comercial en una hora.
- Allí nos vemos, chau.
- Chau.- La conversación se acabo rápidamente y Mary corrió a arreglarse, primero se humecto su cuerpo con crema y luego decidió arreglarse con un poco de maquillaje pero no demasiado, simplemente polvos, pestañina y brillo labial, luego se dirigió a su armario para buscar algo que ponerse para verse linda. A ella siempre le gustaba estar arreglada antes de salir a algún lugar, su madre siempre le repetía que había que estar preparado para todo sin importar la ocasión, uno nunca podría saber si se iba a encontrar con su próximo amor de su vida.
De las 20.000 prendas que tenia de ropa decidió que no tenía nada que usar y preocupada camino hasta la habitación de su madre, era muy amplia y sencillamente hermosa, las paredes eran totalmente blancas como toda la casa, tenía dos balcones sacados de una historia de amor como Romeo y Julieta, y por ultimo un enorme televisor. Mary se acerco al armario y suspiro de lo grandioso que era, consistía en todo un pasillo completo donde había zapatos de todos los tonos para combinar con los miles de pantalones, faldas, vestidos y camisetas. Mary aparto un jean que era pegado a las piernas y que puestos parecía como si su cola se viera un poco más grande, luego eligió una camiseta blanca sin mangas cuello V y encima decidió colocarse un saco largo y negro que le daba un toque chic. Se acerco al lugar donde su madre guardaba los accesorios, era una caja de medio metro azul donde tenía collares, aretes y pulseras, de allí sacó un collar largo de color dorado, se le veía muy bien. Cuando ya estaba vestida eligió una cartera que ella había comprado con sus propios ahorros y unas baletas negras, en la cartera guardo lo que pensó que era necesario, su celular cargado, dinero para comprar, unas galletas por si le daba hambre y otros implementos necesarios. Regreso de nuevo a su habitación y se acerco al espejo viendo lo bonita que estaba, hoy había amanecido bonita.
- Prométeme que no vas a volver esto un caos.- Dijo ella y apareció despacio la imagen del shinigami en el espejo.
- Igual no hay nada interesante que hacer, además estoy encerrado aquí, no puedo tocar nada material.- Ella sonrió tratando de arreglarse un poco el cabello que también lo tenía bonito, es increíble cuando una mujer despierta y se dice: Hoy amanecí linda, es algo difícil de explicar para los que nunca han pasado por esta situación.
- Eso es lo que quería escuchar, igual  no te preocupes que pronto tendrás algo de que reírte, recuerda que acepte esa oferta.- Él sonrío.
- Lo recuerdo y muy bien.- Mary se despidió con una mano y salió de la casa dejando solo al shinigami, desvió su vista al cielo y descubrió el bonito día que estaba haciendo, no había ni una sola nube y a pesar de eso no estaba haciendo calor, era perfecto. Camino por las calles que conocía, saludo a los que trabajaban en las tiendas que eran personas que siempre veía cuando se dirigía caminando al instituto y luego llego al centro comercial, era enorme, tanto que había sido declarado uno de los centros comerciales más grandes en toda Latinoamérica. A lo lejos vio que alguien le hacía señas y sonrió notando que era Lala. Se acerco a ella y conforme avanzaba su vista se encontró con los demás, no solo estaban las niñas que había mencionado, también habían unos chicos que eran o amigos de ellas o novios de sus amigas. Saludo a todos con un beso en la mejilla y luego comenzaron a hablar otra vez.
- Estas divina Mary, me encanta tu ropa.- Dijo Kary jalando por el lado derecho su sacó.
- Sí, y a mí me encanta tu bolsa.- Dijo Lala.
- Gracias chicas, bueno, ¿Qué vamos a hacer hoy?- Uno de los niños le respondió, se llamaba Oscar y había sido su amigo desde pequeños.
- Estamos pensando en ver alguna peli, todos votamos por The Red Riding Hood, perdón por no haberte esperado.- Todos sonrieron.
- No se preocupen, igual iba a sugerir lo mismo, pero en este momento quiero comer un helado.- Dijo ella con tono de seriedad lo que hizo que todos se rieran.
- Tu siempre con tu comida dulce.- Todos rieron y Mary no lo podía negar, le encantaba todo lo dulce, sobre todo los postres tipo cheesecake o Tiramissu.
Todos se movieron un poco al reírse y Mary vio la figura de alguien detrás de ellos y se sorprendió.
- ¿Dominique?- Pregunto ella un poco fuerte para que él la pudiera escuchar, todos pararon de hacer ruido y se voltearon. Lala en un movimiento brusco acerco a Dominique hacia Mary con emoción contenida en sus ojos.
- Te vimos hablar con él el otro día así que lo invitamos.- Sin que él pudiera ver el rostro de Lala ella hizo una cara de amor para burlarse de Mary y ella se rio.
- Emm… Hola Mary.- Dijo el sonriendo.
- Bueno, no hay tiempo, tenemos que irnos pronto o no alcanzaremos a ver la película.- Dijo otro chico que se llamaba Santiago. Todos se dirigieron rápido a la entrada del centro comercial y Dominique y Mary no tuvieron tiempo para hablar de nada. Compraron las entradas y al entrar a la sala de cine ella y Dominique quedaron justo al lado, apartados de los demás porque no había más asientos, ella maldijo a sus amigos.
Los dos se vieron a la cara y sonrieron nerviosamente hasta que la luz se apago y empezó la película, Mary no le pudo poner mucho cuidado a esta por lo próxima que estaba a él, no era que estuviera súper enamorada de él ni nada por el estilo, es que simplemente su presencia la alteraba. Cada tantos segundos los dos se miraban de reojo, parecía algún tipo de acrobacia, dos segundos ella lo veía, tres segundos él la veía, una situación demasiado incomoda. Paso como un siglo hasta que por fin salieron los créditos en la pantalla, los dos suspiraron al tiempo y se rieron nerviosamente por su actitud.
Esperaron a que toda la sala estuviera vacía para poder salir sin dificultad de esta, luego se levantaron de sus asientos y se reunieron nuevamente con los otros, muchos comentaban sobre lo buena que había sido la película, otros hablaban que les había parecido muy normal y una de sus amigas no dejaba de decir escandalosamente haciéndose notar por todos que ella había leído el libro y que aunque esté no tenia final era mucho mejor que la película y que está era sencillamente un asco.
- Vamos a comprar helado.- Dijo Mary tratando de decir algo para no sentirse tan ignorada, todos aceptaron y caminaron por las tiendas de comidas buscando algo de postres, al fin encontraron una tienda muy acogedora, las paredes estaban pintadas de marrón y en vez de mesas habían sofás y unas mesas muy pequeñas, era algo muy cómodo porque además habían unos calentadores. Se sentaron juntando algunos muebles y pidieron de todos los postres que daban en la tienda, cada uno probo de todos los postres, en un momento todos se juntaron en parejas a hablar y Dominique y Mary quedaron en silencio.
- ¿Qué me cuentas de raro?- Pregunto el rompiendo lo incomodo de la situación, ella sonrió.
- Nada nuevo, ayer estuve toda la tarde viendo televisión, no había mucho que hacer. ¿Y tú?- Dijo Mary volteándose a mirarlo.
- Igual, no había nada más que hacer.- Los dos rieron aunque en su mente evocaron momentos de la fiesta.
- ¿Te has divertido?
- Sí, ustedes los americanos hacen cosas interesantes.- Dijo el sonriendo, cada vez era menos incomoda la conversación.
- Me acuerdo, tú no eres de aquí, que increíble sería vivir por allá, me parece fantástico.
- Pues no me quejo.- Los dos se rieron.
- ¡No pues! Tan rogado.- Se rieron aun mas fuerte.
- Algún día deberíamos hacer algo divertido a mi estilo.- Dijo él pensando en alguna actividad que hacia diariamente en su país.
- ¿A tu estilo? Suena interesante.- Mary abrió sus ojos de una manera curiosa y él sonrió por un momento pero de repente una imagen le vino a la mente: Esos ojos. Dominique sacudió su cabeza para olvidarse de aquella idea, hasta se sintió tonto por haber imaginado eso.
- Enserio, yo antes también tenía cosas divertidas que hacer.
- No parece por como hablas todo el tiempo.
- Claro que no, mentirosa.- Los dos se rieron. De un momento a otro todos le levantaron, ya era muy tarde y de inmediato ellos dos lo siguieron, todos iban riendo hasta el momento de despedirse.
Cuando se despidieron Dominique y Mary lo hicieron de beso en la mejilla, esa podría ser el comienzo de una grande amistad.
- Ojala que nos veamos otra vez.- Dijo ella mientras sus demás amigos se alejaban.
- Obviamente mujer, no vez que vamos al mismo instituto.- Los dos se rieron pero sobre todo ella por el comentario tan tonto que había hecho.
- Entonces nos vemos el lunes.
- Hay estaré sin falta.- Los dos sonrieron y caminaron por distintos caminos.
Mary se sentía muy feliz, la había pasado muy bien. Era increíble como era de bipolar, pero eso solo era porque tenía que cambiar de pensamientos, algunas veces como bruja y otras veces como una adolecente normal. Siempre disfrutaba este tipo de momentos en los cuales lo único de lo que tenía que preocuparse era de trabajos para la escuela.

jueves, 28 de abril de 2011

Capitulo 6

DF
Paso un tiempo donde no hubo conversación alguna entre ellos dos, de un momento a otro Dominique noto que ya no había comida en su plato y tampoco en el de la bruja, de verdad no había nada que decir. Michaelis no sabía que pensar sobre lo que había dicho la bruja, pensó que si hubiera estado allí Balthazar él estaría en shock, el chevalier se sentía nervioso por no saber que iba a pasar ahora, hace mucho que no habían agregado mas palabras a la discusión, creyó que la batalla ya había terminado, que era obvio que ella no los hiba a ayudar. Por otra parte el shinigami había terminado aburriéndose así que se había marchado a molestar a los invitados, Franscesco no aguantaba ese tipo de situaciones, se tornaban monótonas y pesadas, a él le gustaba mucho más las acciones que hacían los humanos cuando se dejaban llevar por sus sentimientos.
Alguien entro a la terraza, era uno de los guardias, le susurro algo al oído de Michaelis y él salió del lugar en completo silencio, quedaron solos Dominique y la bruja, esta ultima movía de un lado a otro su copa de vino sin ningún interés y Dominique paso su mano por su nuca descubriendo que estaba sudando frio por el estrés y lo incomodo de la situación.
- ¡Es hora de lo emocionante de la fiesta, invitamos a los invitados a pasar a la pista de baile para empezar nuestra verdadera fiesta con nuestro Dj!- Pronuncio un hombre por el micrófono lo que hizo que Dominique se volteara a ver, habían apagado las luces y de un momento a otro sonó música distorsionada que cuando tomo forma termino siendo una de electrónica, su ritmo era emocionante y hacia a los invitados mover los pies, era irresistible no moverse, ya todos los jóvenes se encontraban saltando a gritos en la pista de baile, parecía como si una fuerza superior a ellos los dominara, era increíble cómo se descontrolaban.
Dominique volvió la mirada y noto que hace rato la bruja lo estaba mirando de una manera sensual, él quedo paralizado y ella de una manera muy sexy se levanto de su asiento y se dirigió hacia él, con sus dedos acariciaba la mesa que los había separado, Dominique no sabía cómo reaccionar, simplemente estaba hipnotizado por esos hermosos y grandes ojos oscuros.
Con un movimiento brusco ella con su mano derecha logro girar la silla de Dominique hacia un lado para que quedaran libres sus piernas, él se sorprendió por la increíble fuerza que ella tenía y antes de poder reaccionar de alguna forma ella abrió sus piernas, lo que hizo que su muy corto vestido se le subiera un poco, y se sentó sobre las piernas de Dominique, ella sonrió y él… se emociono al ver sus labios carnosos color carmesí acercándose lentamente a los de él, las manos de la bruja empezaron a jugar con el cuello de su camisa y empezaron a bajar hasta lograr desabotonarla casi toda.
Sus rostros se acercaron tanto que podía sentir el aliento de la mujer, tenia olor al dulce vino que les habían servido, la lengua de la bruja repaso los labios secos de Dominique y luego sus labios se posaron en los suyos, primero de forma suave y luego de una manera agresiva. Dominique se olvido de donde estaba, el beso de ella era tan intenso que dejo de escuchar su alrededor, en ese momento el reacciono descontrolado por sus hormonas alocadas, él se levanto de la silla aun besándola y la sostuvo encima de él caminando hasta estrellarse contra una pared donde se pego lo mas que pudo al cuerpo de la mujer creando así una atmosfera cargada de energía cósmica. Su mano que había tenido en la espalda de ella para no dejarla caer se deslizo hasta encontrar el muslo y luego subió intentando buscar el vestido, cuando lo encontró sus dedos quisieron desgarrarlos y ella en respuesta cruzo sus piernas alrededor de su cintura, sus cuerpos sudaban y el trato de encontrar la ropa interior de la bruja pero por lo pegados que estaban no pudo hacer mucho, quiso bajar la mirada pero no quería dejar de besarla así que la levanto de nuevo y la recostó contra lo que sobraba de la inmensa cortina que caía doblada en el suelo, allí aparto su pecho de ella y encontró lo que buscaba con sus dedos y desgarro el encaje. Ella en una forma… emocionada gimió queriendo encontrar de nuevo los labios de aquel hombre, eran perfectos extraños que se querían quedar juntos en cuerpo por lo menos por una noche, no les había importado el calor que había en el salón, no se atrevían a quitarse las mascaras que los hacían acalorarse más, hacer eso sería un error, ya no habría deseo ni pasión.
Él le empezó a besar el cuello lentamente yendo hacia abajo pero en un movimiento rápido ella logro quedar encima de él y le sonrió pícaramente, él le devolvió la sonrisa consiente de todo lo que estaba pasando. La bruja se quito los mechones de cabello que le quitaban la vista y de un momento  a otro se levanto, Dominique se sorprendió y al mismo tiempo se disgusto pues sus instintos de hombre le pedían mas y mas a ese cuerpo celestial, ella le saco la lengua y con sus dedos le indico que la siguiera, el se levanto deprisa y se quedo viéndola mientras que ella caminaba hacia la cortina, no la siguió, se quedo paralizado, y ella ya había pasado las cortinas. Después de un instante el noto como algo movía las cortinas y por una abertura se veía una pierna de la bruja, ella lo estaba intentando seducir y lo logro con éxito, el salió detrás de ella y bajaron las enormes escaleras hasta llegar a la pista de baile, todos los estaban mirando, bueno, más bien los hombres miraban el movimiento de caderas que hacia ella al aproximarse y las mujeres veían lo apuesto que era Dominique con la camisa desabrochada y el cabello revuelto. Empezó a sonar una nueva canción, esta vez era algo muy diferente a la electrónica, si la electrónica hacia que los cuerpos de los jóvenes se desprendieran del poder sobre su cuerpo este nuevo ritmo les hacía perder todo tipo de moral, en pocas palabras les impulsaba el deseo sexual, todos empezaron a bailar de la misma manera en pareja, muy pegados, sus movimientos le hacían recordar la época en que Dominique estuvo en Colombia en un bar, el no creía como bailaban ellos de pegados, era una exageración, era como si fuera normal lo juntos que habían estado la bruja y él hace unos minutos en la terraza.
la bruja movió sus caderas de un lado al otro y subió sus dos brazos como si estuviera señalando al cielo, Dominique se acerco a ella por la espalda y comenzó a bailar a su ritmo cogiéndole los brazos y bajando sus manos lentamente acariciándole todo el cuerpo, cuando llego a la cintura ella se volteo a verlo a los ojos y siguieron bailando, fue una experiencia increíble, simplemente únicamente erótica, no hay mas palabras para describir lo grotesco que fue para algunos que los estaban viendo y lo bien que se sintió para ellos dos. Bailaron hasta que la canción termino y ella le susurro al oído.
- Parece que alguien te busca.- El la miro desconcertado y ella le señalo donde girar la mirada, en la terraza se encontraba Michaelis buscando alarmado con la mirada a su amo, él suspiro.- ¿Quieres que vayamos a otra parte? Te podría llevar al cielo o al infierno.- Ella sonrió pícaramente pero el odiándose a si mismo rechazo la oferta.
- Lo lamento, no puedo evadir mis deberes.- Dejaron de bailar y él se volteo para dirigirse a las escaleras, pero antes de que la soltara ella lo agarro del brazo y con un movimiento brusco acerco su oído a sus labios.
- Acepto la oferta.- El la miro con cara de que había visto a un animal extinto caminando por el salón.
- ¿Qué?- Dijo él aun sin comprender.
- He dicho que acepto la oferta, trabajare con ustedes no para ustedes, después arreglamos un día para vernos y platicar bien sobre el trabajo.- Ella sonrió y en un abrir y cerrar de ojos de Dominique una pared de cuerpos sudorosos la habían escondido, el sonrió, había logrado lo que su padre nunca pudo. Se quedo allí durante unos segundos y luego se dirigió rápido a las escaleras.
Cuando llego a la terraza se encontró con los ojos preocupados de su chevalier.
- ¿Dónde se encontraba mi señor? Le recuerdo que estos momentos no son para jugar, tiene que estar atento a todo.- Dominique desvió su mirada y se encontró con algo en el suelo que sería terriblemente incomodo si alguien más lo notara.
- No te preocupes demasiado chevalier, de todas maneras hice lo que todos esperaban de mi.- Michaelis lo miro con sorpresa y luego con desilusión.
- Esto no es cualquier juego.- Estas palabras enfurecieron a Dominique que estallo.
- ¿Quién te crees que eres? No me vuelvas  a hablar de ese modo, si no lo has notado yo soy el amo y tu el esclavo y así será por siempre hasta el día en que yo muera, por eso es que mi padre te eligió inmortal. Hablándome de esa manera me estas insultando y al insultarme insultas a mi padre. Deshonor a toda tu familia.- El chevalier se asusto y se apresuro a disculparse.
- Lo lamento mi señor, fue un ciego y torpe, por favor perdóneme, no sé qué fue lo que me sucedió, por favor…- Michaelis se inclino con humildad quitándose el sombrero que tenía en la cabeza.
- Esta bien, pero ahora déjame solo y no me hables en todo lo que queda de la velada.
- Si mi señor.- Se retiro lo más rápido que pudo de la terraza y cuando Dominique volvió a estar solo sonrió, camino hasta una esquina del lugar y recogió lo que buscaba, la ropa interior de la chica, rápidamente la guardo en uno de sus bolsillos, sonrió y se sentó observando los cuerpos danzantes.

miércoles, 27 de abril de 2011

Capitulo 5

MF
- ¿Estás listo?- Dijo Mary sonriéndole a Franscesco, el shinigami usaba su ropa habitual, unos pantalones negros pegados a sus huesos, unas botas negras y una camiseta que estaba grapada a su piel de una manera grotesco. El demonio le devolvió la sonrisa y sus ojos se abrieron mas por la emoción, parecía como si se le fueran a salir del cráneo.
- Por favor, no aguanto más.- El shinigami hizo un gesto de urgencia y los dos rieron. Ya se encontraban al frente de una construcción enorme que parecía de siglos pasados, era increíblemente bella, lo primero que debían hacer era pasar el muro para entrar a la residencia, este estaba vigilado por dos guardias que revisaban que ningún alma pasara sin invitación, ellos se encontraban allí hace unos 15 minutos y aun nadie los había visto, Mary era experta para ocultarse en las sombras y además tener los poderes de Franscesco le facilitaba mucho más las cosas. Mary se decidió y aseguro que su antifaz estuviera bien anudado detrás de su cabeza, cuando estuvo segura de que no le iban a ver el rostro salió de las sombras para encontrarse con miles de rostros sorprendidos por verla allí, casi todos los seres que se encontraban allí eran cazadores de altos estratos por lo que se creían lo máximo, hicieron gestos exagerados al ver su presencia y luego al notar la forma en que se había atrevido a venir vestida, todos tenían vestidos de muchos colores y largos que cubrían mucha piel del cuerpo, en cambio Mary usaba un vestido totalmente negro que dejaba ver sus dos muslos completos y sus brazos, además tenía un collar rojo que combinaba con sus altísimos tacones del mismo color y con su pelo falsamente pintado.
Todos se alejaron y ella comenzó a acercarse cada vez más a la entrada, los guardias se encontraban dudosos sobre qué acciones tomar y comenzaron a sudar frio al ver que de las sombras detrás de la bruja aparecía lentamente el dios de la muerte, se escucharon gritos de algunos y rápidos pasos de otros hacia otro lugar lejos del demonio, Mary recordó la primera vez que vio la figura de Franscesco, ella había gritado del susto como nunca y había salido corriendo, esa criatura en verdad era horrible. Ella volvió a sonreír dejando ver sus dientes, por la poca luz que había allí afuera sus colmillos parecían terminar en punta lo que le dio un toque sexy y al mismo tiempo más macabro.
- Buenas noches señores, ¿Me permiten el paso?- Dijo Mary dirigiéndose obviamente a los guardias que tenían la cara deformada por el terror, no sabían que era peor, si el shinigami o la misma bruja. Franscesco rio a carcajadas de una manera muy fuerte, le encantaba ver sufrir a los humanos.
- S-sí, claro, sigan por favor.- Dijo el de mas años dándoles paso y con una mano hizo retroceder a su compañero que era mucho más joven, este ultimo quedo echando baba al ver el cuerpo tan bonito que tenia Mary, a ella le hubiera gustado burlarse de él pero después de un tiempo de sonreír como hace unos minutos lo había hecho se tornaba aburrido así que con gesto serio camino hasta poder llegar a la entrada del gran salón donde sabia antes de entrar que habían miles de personas bailando y divirtiéndose, casi todos adultos porque al comienzo de estas fiestas siempre ponen música medieval o renacentista y luego, después de las 12:00 M. ponen música para los jóvenes, todo el país se moría por ir a una de estas fiestas, Mary tuvo que reconocer que eran muy buenas.
El salón era enorme y estaba ocupado por tanta gente que ya no tenían espacio donde sentarse, de un lado estaban los importantes, los que no se disfrazaban, los que no les importaba la fiesta ni la celebración si no que el futuro de la empresa, del otro lado estaban los adultos disfrazados, los que eran más cariñosos con la familia y los que siempre terminaban ebrios y por ultimo en una esquina que era grande estaban los de la edad de Dominique, jóvenes que podían gastarse por lo menos 7.000 euros a la semana y que podían pagar la entrada al lugar, los amigos de Dominique y los hijos de los adultos presentes.
Al frente de la puerta de entrada al fondo del salón se encontraban dos escaleras enormes, una a la derecha y otra a la izquierda, que llegaban hasta un balcón donde Dominique se encontraba con su chevalier, donde nadie lo podía ver al menos que se parara y se acercara a las escaleras, donde hiba a tener una conversación con la bruja, Dominique templo un poco pero nadie lo noto, se encontraba muy nervioso por dentro, debía de mostrarse de carácter fuerte. Estaba concentrado en sus pensamientos cuando de pronto noto como los murmullos bajaban de volumen para convertirse en un silencio sepulcral, ¿Qué estaba pasando? Él volteo la vista a Michaelis y el con una mirada seria le hizo entender que ya era hora y que mirase a la planta baja, Dominique se levanto de su silla (De una manera un poco sexy) y se acerco para poder ver a los de abajo y para que ellos pudieran verlo, sus ojos se encontraron con algo que desearía nunca en su vida haber visto. Abajo acababa de entrar una mujer realmente hermosa, con el cabello rojo y un vestido negro, sencillamente destacaba de todas las demás por todo lo que hacía, la forma en que miraba a los demás con su intensa mirada, como sonreía y como al caminar hacia un movimiento con sus hombros y caderas, era extremadamente sensual. Dominique supo que se trataba de la bruja y juro no dejarse engañar por sus encantos, escucho unos gritos bajos de impacto y fijo su mirada a unos pasos más atrás de ella, se trataba del shinigami y los ojos asustados de Dominique se abrieron lo mas que pudieron, era exactamente como lo describían en las historias, esos ojos enormes de color podrido, esa sonrisa que parecía una enorme herida que atravesaba toda su cara, una delgadez extrema y una altura sobre natural. Dominique sintió que estaña siendo observado y cuando volteo su mirada de nuevo a la bruja ella lo estaba viendo fijamente.
- Señor, ellos son los últimos, tiene que darle la bienvenida a los invitados.- Susurro Michaelis en el oído de él, Dominique reacciono y hablo para todos.
- Sean bienvenidos todos a esta gran celebración, coman todo lo que quieran y disfruten.- Los invitados voltearon a verlo y Dominique no supo qué hacer, todo se quedo congelado.
- Gracias, ¿No se supone que yo soy la que no debería de decir esto?- Ella comenzó a aplaudir y el shinigami por dentro estaba que moría de la risa, todos se paralizaron.- Increíble, la que menos estaba invitada aquí es la única que da las gracias por la bienvenida tan cálida.- Todos ruborizándose un poco empezaron a aplaudir y la orquesta volvió a tocar un poco de música.
- ¿En que está pensando, mi señor?- Le dijo Michaelis sin temor de que alguien lo escuchara porque ahora todos estaban ocupados con alguna cosa, todos trataban de no mirar  a los últimos en entrar al lugar excepto los más jóvenes que no dejaban de hacer bromas infantiles entre ellos sobre la bruja, pues, eso solo lo hacían los que habían comprado la entrada, los que no tenían ni idea que los demonios si existían.
- Debería de iniciar la conversación con ella ahora mismo, si desaparece de la vista de los demás invitados ellos se sentirán más cómodos y podremos intentar que se vaya del lugar más rápido. Michaelis tráeme a la bruja y sírvele la cena mientras hablamos, esto es una orden.- El chevalier sonrió por la orden y se inclino.
- Si, mi señor.
- ¡Ah! Una pregunta Michaelis, ¿No dijiste que tenía el cabello oscuro?- Pregunto Dominique pensando que le había mentido.
- No mi señor, lo que pasa es que ella siempre tiene el cabello de un tono diferente, por esa razón se nos ha hecho en el pasado muy difícil localizarla, siempre esta diferente.
 Michaelis desapareció detrás de las cortinas rojas que mostraban la entrada y salida de la terraza. Dominique observo cómo iban las cosas allá abajo, vio como su chevalier se iba acercando a la bruja invitándola a que lo siguiera, parecía que todo volvía a ser normal cuando ella desapareció con él, todos volvieron a reír, la atmosfera del lugar se volvió un poco más relajada, todos empezaron de nuevo con su tarea de embriagarse y de reírse molestando a los demás con su presencia.
Se escucho el ruido de una cortina al correrse y Dominique seco el sudor que tenía en la frente, se levanto rápido y con un movimiento de su mano derecha invito a la bruja a sentarse al frente de él, habían acomodado una mesa con dos sillas, una al frente de la otra para que la charla fuera más cómoda. La bruja sonrió pícaramente y se sentó donde él le señalaba. Se quedaron un tiempo en silencio sin saber que decir, la bruja esperaba que él comenzara diciendo algo y noto lo nervioso que él estaba, comenzó a tratar de manipular sus pensamientos.
- ¿Te encuentras bien? O quizás sea mejor que hablemos otro día.- Dijo ella riéndose por dentro.
- No, no, sí gracias, estoy bien. Y también gracias por lo de hace un momento, cuando nadie dijo nada.
- No te preocupes por eso, solo no pudiste hacer lo y ya.- Dominique volteo la mirada hacia su chevalier y él le hizo un gesto dando a entender que ella se estaba burlando de él, esto lo enfureció un poco.- Tengo un poco de hambre y Franscesco también, ¿Podrías servirnos algo?- Dijo dirigiéndose al chevalier como a un sirviente para que se alejara y los dejara solos por unos minutos, Michaelis dio una reverencia y se marcho, la bruja sonrió complacida.- Ahora que estamos solos hablemos como adultos, ¿Qué es exactamente lo que tienes en mente para cuando seas el dueño de todos esto?.- Dominique se sorprendió y entendió para que había pedido esa comida, además que el shinigami no se encontraba allí ¿Dónde había quedado ese monstruo?
- Muy bien, hace unas horas me entere que todo esto iba a pasar y he pensado en todo lo bueno que podríamos hacer juntos, la idea es la siguiente, te contratamos y trabajas para la organización, vas a tener muchos beneficios como armas y protecciones, cuantas quieras y cuales quieras.- Ella lo miro interesada y quedo en silencio esperando a que el continuara con la propuesta, Dominique vio que ella deseaba que siguiera y lo hizo. – Tendrás que seguir mis órdenes y…
- Espera un segundo, yo no quiero seguir tus ordenes, yo trabajo independiente.- Dijo ella interrumpiéndolo y molestándose.
- Dinos que es lo que pretendes, has estado con la misma actitud desde siempre pidiendo algo que ni siquiera nosotros sabemos que es. Decídete.- Dijo el desesperado y noto que había sido mala idea, las pupilas de la bruja empezaron a dilatarse y en ellas apareció una estrella Wicca, Dominique parpadeo pensando que su mente le estaba jugando una mala partida pero esa estrella seguía allí más brillante que nunca, vio el movimiento de los labios de ella y se dio cuenta que le estaba haciendo algún tipo de hechizo.- Por favor, ruego que me perdones, no me controle. Por favor, no.- La bruja sonrió y en ese momento volvió a la terraza Michaelis con una bandeja llena de comida.
- ¡Sí! Por fin, creí que nunca ibas a llegar.- Dijo ella aplaudiéndole a la comida, Dominique se sorprendió por el cambio de actitud tan repentino, ahora tenía los ojos normales como si nada hubiera pasado.- Que delicia, amo la pasta.- Dijo refiriéndose a unos deliciosos espaguetis que Michaelis estaba dejando en la mesa, era un plato para cada uno. La pasta tenia salsa hecha por el chef lo que le daba un toque un poco picante.- Estábamos hablando de pensar más tarde en ir a bailar abajo, está muy entretenida esta fiesta, enserio.
- Señor, ¿Necesita algo?- Dominique moviendo la mano como espantando moscas le indico que no y con la mirada le mostro que hace un rato estaban hablando seriamente, ellos se entendían muy bien. Michaelis se alejo de la mesa para quedarse como un simple observador.
- Por favor continua.- Dijo ella acomodándose en su asiento.
- Lo que decía era que nuestra empresa te va a brindar apoyo y cuando tengas que viajar estará todo pago, lo único que tendrías que hacer es lo que mejor sabes hacer, cazar demonios. ¿Te parece razonable?- La bruja lo medito muy afondo, si aceptaba terminarían muchos problemas pero también abrían consecuencias, ya no la verían con temor si no como la que se dejo llevar por la corriente y ganaría muchos enemigos que en ese momento eran sus aliados y eso era muy perjudicial pues todos eran demonios.- ¿Cuál es el problema? Nosotros estamos cansados de pelear contra alguien que tiene los mismos ideales.
- Ustedes se equivocan.- Pronuncio ella con voz cortante.- Se equivocan. Sus ideales son de destrucción, los míos son de protección. Yo nunca podre trabajar con ustedes por cuestión de principios, tienen que entender que… No todos los demonios son iguales.- Michaelis y Dominique quedaron sorprendidos por lo que acababan de oír, ¿Acaso estaba defendiendo a los demonios? Hasta para Michaelis fue inevitable tener una expresión de sorpresa en el rostro.
- Hace mucho tiempo cuando ya estaba combatiendo contra ellos me encontré en un metro abandonado todo un clan completo de demonios, eran horripilantes, estaba lista para atacar cuando de pronto escuche el llanto de una de sus crías, era más dulce que el de un bebe humano normal tal vez porque era su naturaleza atraer a todo ser vivo racional brindándole confianza. El niño lloraba y corrió hacia su madre, le explico lo que pasaba y era que había otro cazador allí y que corriendo se había rasguñado una de sus manitas. Recuerdo cuando esa madre preocupada alarmo a todos y lloro, ella no entendía por qué hacían eso, en sus ojos vi bondad así que me levante rápido de mi escondite y sin pensarlo los defendí de tu padre, fue una batalla dura y el casi me asesina pero me escondí y mientras él me buscaba me encontré con Franscesco el me salvo y bueno, ya conocen toda la historia.- Dominique se quedo sin saber que decir y miro a su chevalier, el estaba igual.- Ustedes lo que hacen es asesinato sin discriminar nada, son unos perfectos monstruos.
Dominique sintió un horrible vacio en su corazón, se sintió como lo peor del mundo por saber que era lo que en realidad hacia su padre y que ahora le tocaría hacer, no creía por completo que hubieran demonios buenos, pero la forma en que ella había contado la historia le dejo la sangre fría.
- Yo, yo estoy sorprendido, no sé qué decir.- Dijo él moviendo la cabeza haciendo que su antifaz temblara.
- No tienes porque decir nada, estoy casi segura que no podrás cambiar las acciones de esta organización, vendrían muchos problemas para ti, y no hay que odiar al gran señor Broussard.- Dijo ella con sarcasmo. Se escucho una risa que no era de ninguno de ellos y Dominique se dio cuenta de que el shinigami se encontraba en la terraza solo que no se dejaba ver, ahora sabía porque cuando ella había entrado la temperatura había bajado de forma tan repentina.

martes, 26 de abril de 2011

Capitulo 4

DF
Dominique miro a su alrededor, ¿Por qué nunca le avisaban las cosas? Vio al sastre de mala gana y de un momento a otro sintió un pinchazo en la cintura.
- Señor Broussard quédese quieto para que pueda hacer mi trabajo bien, cálmese, todo va a salir excelente.- Dominique sintió rabia hacia ese hombre de baja estatura, gordo y calvo, en un momento soñó con estirarle su nariz redonda y roja hasta el suelo.
- Si me hubieran avisado antes que hoy sería el día en que me dan el titulo no estaría haci, yo no estoy nervioso, estoy enfadado.- Él cruzo los brazos al frente del pecho haciendo una rabieta típica de un niño pequeño. El sastre no aguanto más y se detuvo para pararse bien y mirarlo a los ojos seriamente.
- ¿Es mi culpa? No, entonces déjeme hacer mi trabajo y no me meta en más problemas de los que ya tengo.- Dominique se sintió entupido y desubicado al ver la expresión tan neutra del hombrecito y se quedo quieto sin decir nada más.
Ojala que ese día el no hubiera ido a la sede de la organización, todo era normal hace una hora. El llego al edificio que por fuera parecía una construcción antigua pero por dentro era súper tecnológico y se había dirigido a donde tenían guardados los demonios y de pronto miles de hombres se lo habían llevado a una habitación muy pequeña y llena de telas. Allí conoció al sastre y le explicaron lo que pasaba. Le iban a dar todo el poder esa misma noche.
De repente entro un hombre a la habitación, su chevalier. Dominique se sorprendió al verlo de nuevo, hace mucho tiempo que no se reunían, Michaelis hizo una reverencia y luego se levanto completamente recto.
- No puedo creer que nos volvamos a ver Michaelis, ahora estas diferente, más viejo.- Dijo Dominique en tono burlón tratando de hacer reír al hombre pero este no sonrió, en cambio le respondió seriamente.
- Yo tampoco puedo creer que nos volvamos a ver, usted, mi señor, también ha cambiado un poco.- Dominique se aburrió y le dijo al sastre que los dejaran un momento solos y el hombrecito le obedeció saliendo del cuarto tan pequeño. El se sentó cómodamente en algo parecido a un sofá y jugo un hilo que veía suelto de su traje elegante, después de un momento miro de nuevo a los ojos del chevalier.
- Explícame que está pasando. Es una orden.- El chevalier acepto en su mente que extrañaba las obligaciones que le daba el amo, aunque casi siempre eran tontas porque antes el amo era un niño y le pedía cosas como helados o juguetes.
- Su padre ha enviado una nota diciendo que no podía soportar más la carga de ser el dueño de la organización que siempre se encargaba de salvar al mundo.- Dijo Michaelis refiriéndose a la empresa que se encargaba de exterminar a los demonios peligrosos para la vida humana. Examino el cuarto con su mirada y entendió porque hacia tanto calor allí, todo estaba cubierto con pesadas telas desorganizadamente, en una parte de la habitación había un espejo gigante que tenia hilos recostados en el de todos los colores, en una esquina de la habitación se encontraba un antiguo escritorio con un plato lleno de queso podrido, era asqueroso pues además del horrible olor que tenia parecía como si la vida hubiera llegado al queso, por un lado le crecían plantas verdes y moradas y por el otro estaba lleno de gusanos de seda que no dejaban de moverse. Daba ganas de vomitar. Dominique volteo a mirar donde Michaelis estaba fijando la mirada y se encontró con el queso, se levanto de donde estaba dejando de sentirse tan cómodo, si de esa manera estaba ese escritorio, ¿Qué habría debajo de todas estas telas? Dominique se imagino miles de arañas, cucarachas y hasta ratas, un sentimiento de miles de insectos caminando le invadió el cuerpo, el se estremeció.
- Sigue, por favor.- Exclamo Dominique un poco asquiento.
- Si, mi señor. Su padre ya no quería seguir con la responsabilidad de ser la balanza entre el bien y el mal y decidió dejarlo a cargo a usted, de esta noche en adelante usted será el gran señor Broussard. Dueño de construcciones, de la empresa, de libros de brujería y de muchas más cosas que era dueño su padre. En conclusión esta noche abra una divertida fiesta de disfraces donde al final de la velada abra un brindis y se le cederán todos los poderes a usted, literalmente, ahora será una especie de mago.- ¿Mago? Pensó Dominique, ahora iba a ser como su padre, se sintió feliz de haber alcanzado tan alto rango.
- ¿Cómo será la entrega de mis poderes?- Pregunto él con mucha curiosidad.
- No estoy seguro, tal vez se los den mañana, hoy usted tendrá que participar en un asunto de vida o muerte, no creo que alcance a recibir sus poderes, hay muy poco tiempo.- Dominique se asusto por sus palabras pero trato de mantener el rostro de manera neutra.
- ¿Vida o muerte?- Michaelis como si hubiera estado distraído volteo rápido la mirada de nuevo hacia su amo.
- Perdón por asustarlo señor, no quise ser tan alarmante. Hoy usted tendrá que verse con una de las más grandes hechiceras, perdón, quise decir bruja, porque ella no es más que eso, una bruja. Es malvada mi señor, tiene muchos poderes que consiguió gracias a pactos por demonios, pero no con cualquier demonio, con un shinigami.- Dominique recordó cuando su padre le había explicado que era un shinigami, un demonio, un mal augurio, un dios de la muerte. Este no era cualquier demonio, era un hijo directo de Lucifer, Dominique se estremeció.- Hace unos años su padre en una de sus cazas de demonios se encontró con ella, estaba defendiendo y ocultando a un montón de demonios, ella peleo con su padre, el la describió como una sombra de lo rápida que era. Casi gana la batalla, pero algo los detuvo, un gran terremoto comenzó a destruir el lugar y en un abrir y cerrar de ojos ella había escapado, es uno de nuestros grandes rivales, hay que tener mucho cuidado con ella.
- ¿Tendré que asesinarla?- Preguntó preocupado.
- Depende de la situación que acontezca, pero esta noche usted tratara que ella se una a nuestras tropas, sería una excelente arma secreta, la necesitamos con nosotros y llevamos pidiéndole esto hace un tiempo. ¡Ah! Tal vez venga con su shinigami.- Esas palabras aturdieron por completo a Dominique, la chica no era tanto problema, pero el shinigami era otra cosa totalmente diferente.
- Te ordeno que estés a mi lado todo el tiempo en la velada, no dejes que me asesine.- En señal de aceptación el chevalier se inclino hacia adelante. Michaelis lo podía entender, no era cosa fácil encontrarse con un dios de la muerte, si uno tenía suerte veía a uno de esos monstruos una vez en su vida y hablaba de la suerte de no poder verlos.- Ella debió de hacer algo imposible para haber conseguido a un shinigami como chevalier. Algo inhumano.
- Pensamos igual.
De un momento a otro la puerta se abrió y entro de nuevo el sastre, Michaelis se retiro y Dominique termino de vestirse para la cena de esa noche. En su cara se veía la preocupación, con solo saber que iba a ver a los ojos a ese shinigami lo ponía a temblar, pero juro que iba a ser fuerte por su padre, iba a arreglar las cosas de un modo u otro. El sastre arreglo unos detalles del traje, pero no era nada importante, solo unos recortes de hilos y coció unos botones que faltaban en las mangas de la chaqueta.
- Esta listo.- Dijo el sastre de una manera extraña porque sostenía con sus labios unos hilos de diferente color. Dominique se vio al espejo y observo su atuendo, era un muy buen disfraz, se trataba de un traje elegante y antiguo, una combinación entre naranja (en las mangas), gris (en la camisa) y negro (en el traje). Este lo hacía ver más alto de lo que ya era, lo hacía ver más elegante que cuando usaba un moderno traje, uno normal.- ¿Sorprendente, no?- Dominique miro al sastre con asco pero con un gesto le reconoció su trabajo, el hombre con algo parecido a un gruñido se alejo de él. Dominique se quedo mirándose en el espejo tratando de alejar se su mente todo lo que tenía que hacer esta noche, pero no le duro mucho la soledad.
Alguien golpeo a la puerta y la abrió, era Michaelis. Se asomo un poco por la puerta y con solo una mirada le dio a entender a Dominique que ya era hora. Él vio su reloj y acepto que ya era tiempo, ya eran las 8:00P.M. Exactos. Trato de arreglarse un poco mas aunque ya estaba perfecto y después de pensarlo un poco camino decididamente hacia la luz del pasillo que iluminaba el cuarto. Camino por el pasillo y su chevalier lo siguio unos pasos atrás, era hora de arreglar cuentas con el destino, hoy iba a conocer a la mujer que arruinaría su vida, o todo lo contrario.
- Voy por ti sombra.- Dijo Dominique a la nada y detrás Michaelis esbozo una sonrisa atrevida.

lunes, 25 de abril de 2011

Capitulo 3

MF
Mary cerró la puerta tras sí dejando fuera a Dominique, se recostó en ella y se resbalo hasta quedar sentada en el suelo, volteo su cabeza a un lado y sonrió. Había sido un gran día. Giro su mirada y observo con detenimiento su casa, era grande, de cuatro pisos, tenía dos salas, cuatro cuartos, cuatro baños, una cocina y un comedor, antes allí vivía su hermana, su padre y su mamá hasta que ellos dos se separaron. Mary ha vivido sola con su madre desde entonces, agradecía que ella le diera todo lo que pedía, aunque casi nunca pedía gran cosa.
- ¡MAMÁ! YA LLEGUE.- Grito ella a la nada esperando que alguien le contestara pero todo quedo en silencio, ella se sorprendió.- ¿Mami?
Mary camino hacia la cocina y encontró una nota con la letra de su mamá diciéndole que había tenido que viajar a Japón, que estaba en un viaje de negocios y que le dejaba dinero para un mes completo.
- Genial, vas a Japón y ni siquiera por preocuparte por mí me llevas contigo. Por lo menos me agrada estar sola.- Mary sintió que algo quemaba su corazón, estaba muy enfadada. Dejo la nota en la lacena y reviso cuánto dinero le habían dejado, era mucho más que suficiente, Mary se rio e imagino todo lo que podría hacer estando sola en esa gran casa y con todo ese dinero.- Quizás no sea tan malo.
Subió las escaleras hasta el tercer piso y entro a su cuarto, era lo único que estaba decorado por ella de la casa con el anterior cuarto de su hermana. Cuando sus dos familiares se fueron ella eligió el cuarto de su hermana como un espacio solo para ella, había pintado las paredes de todos los colores, había puesto miles de peluches en el piso e instalo un televisor gigante con un equipo de sonido increíble. El cuarto de ella era un poco más diferente, era más formal. Tenía una cama semi doble, un escritorio negro, un pequeño balcón y un armario enorme, el cual no era suficiente para toda la ropa que ella compraba. Se podría decir que vivía muy bien, pero un poco sola. Ella tenía mucho tiempo para hacer muchas cosas, por esa razón fue que ella término matando demonios. Que desocupada.
- Hola Franscesco.- Dijo a la nada y de pronto un monstruo se reflejo en el espejo de cuerpo completo que ella escondía en su armario. La criatura no tenia nariz alguna, solo dos huecos estrechos que le permitían respirar, su piel era tan clara que parecía como su sufriera de neumonía o algo por el estilo, el tono de su piel era más azul que blanco. Sus ojos era lo que más espacio le quitaba de la cara, unos grandes ojos amarillos sobrenaturales. El demonio era alto, se le forraban extraños huesos por todo el cuerpo de lo delgado que era, sus hombros no eran normales, eran salidos, de sus brazos salían unos huesos puntudos de color amarillo. Lo peor de la criatura era su enorme sonrisa de dientes afilados, parecía como si se burlara del mundo que tenía a su alrededor, como si nada le pudiera hacer daño. Franscesco sonrió y luego rio fuertemente.
- Pobre Mary, estará sola todo un mes, sin nadie que le diga que hacer ni cómo hacer las cosas, me imagino como estarás sufriendo en este momento. Trate de retener e tu madre pero no me escucho.- Se volvió a reír fuertemente y ella le devolvió la sonrisa.
- Claro, como yo no soy la única que puede escucharte y verte.- Dijo Mary sarcásticamente.- ¿A qué horas se marcho?- El demonio se sentó en el vacio e hizo aparecer una manzana en su mano derecha, la mastico de una manera repugnante.
- Como al medio día. No le puse mucho cuidado, preferí seguir durmiendo.
- Me imagino.- Mary comenzó a desvestirse sin importarle que el demonio la viera desnuda pues no era la primera vez que lo hacía. Busco en su armario un vestido negro y pensó con que mas ponérselo. Su reflejo apareció en el poco espacio del espejo donde no estaba Franscesco.
- Hey, Mary, ya que solo estarás tu en la casa, que tal si hacemos un trato.- Los ojos del demonio se abrieron y su sonrisa se volvió persuasiva.
- ¿Recuerdas que paso la última vez que te deje salir? Yo creo que para mi han sido suficientes pactos por ahora.- Mary abrió un cajón del armario y saco un collar de perlas azules, era hermoso y se lo puso encima para ver cómo le quedaba.
- Mary, Mary, pero eso solo fue una vez, no volverá a suceder, solo me descontrole un poco.
- Aja.- Dijo Mary desinteresada en la conversación.- No te dejare salir nunca más. No de esa forma.- El demonio se enfureció y dejo de sonreír. Pero después de pensar algo un momento volvió a sonreír.
- ¿Vas a alguna parte?
- Voy a salir.- Dijo ella poniéndose el vestido negro.
- Creo que se te olvida que día es hoy. Te lo recuerdo. VIERNES. – Franscesco rio fuertemente burlándose de la cara de decepción de Mary.
- Sí, tienes razón, hoy es Viernes.- Mary se puso triste por no poder salir.
- ¡Ah! Pero eso no es todo.- Dijo Franscesco con una sonrisa de oreja a oreja.- Te ha llegado una carta.- Se rio.- De tus grandes amigos, la organización.
- ¿Qué? La organización. Ni puedo ni quiero ir. Lo lamento por ellos. Nunca aceptare la oferta de trabajar para ellos, mi trabajo es independiente, cazo demonios bajo mi propio riesgo.
- Pero esta ocasión en especial, una fiesta de disfraces, van a mostrar a todos el nuevo dueño de la organización Broussard. ¿No te interesa?- Mary abrió los ojos como platos. Alargo su mano hacia el espejo y la introdujo en el, como si no hubiera cristal alguno.
- Déjame ver la carta.- El monstro rio.- Dámela.
- Muy bien, cálmate, te la doy.- El monstro de la nada apareció un sobre cerrado y se lo entrego a Mary, ella se aparto del espejo y camino hasta llegar al antiguo cuarto de su hermana. Se recostó en uno de los peluches más grandes y cómodos y se quedo mirando fijamente el sobre sin abrirlo, con las yemas de los dedos acaricio el sello de la familia Broussard. En el espejo del cuarto apareció el demonio con una sonrisa en sus labios negros. Mary lo pensó un poco y después decidió abrir el sobre y leyó la carta.
Sombra: Esta invitada al reconocimiento del nuevo dueño de las empresas Broussard, lo presentaremos como nuestro único señor.
Le solicitamos que venga sin falta, después de la cena nuestro señor querrá tener una conversación sería de cazador a cazador. No falte.
Viernes, 8:00 P.M.
Lugar Las Torres.
- Ahora el dueño de todo si quiere verme, increíble. Después de tanto tiempo han aceptado que me necesitan, por lo menos el hijo de Balthazar es más inteligente que el padre.
- ¿Entonces vas a presentarte a la cena?- Pregunto el demonio sonriendo. Será interesante ver lo que pasa.- Mary lo pensó y tomo su decisión.
- Franscesco ponte tu mejor gala, nos vamos de fiesta esta noche.- Los dos sonrieron macabramente y se fueron a arreglar.
Mary coloco tintura artificial a su cabello dejándolo de un tono rojizo. Se coloco su vestido negro más sexy y unos tacones altos completamente negros. Cambio su collar azul por uno rojo y de una bolsa saco un antifaz plateado, era realmente hermoso. Se lo coloco y viéndose al espejo se sintió como otra persona, sonrió y sus dientes blancos perfectos salieron a la vista.
- Hermoso, simplemente perfecto.
Cuando los dos ya estaban listos Mary comenzó a preparar las cosas para el ritual. Coloco el espejo de cuerpo entero en el cuarto de su hermana y apartando todas las cosas que estaban en el suelo dibujo con sal una estrella Wicca. Se sentó al frente del espejo y dentro de la estrella pronunciando las palabras apropiadas para el ritual. El demonio estaba descontrolado dentro del espejo, saltaba por todos lados con una sonrisa macabra, quería urgentemente salir de su encierro.
- Let’s begin our Danse Macabre. Deja que los rumores lleguen a tus oídos, no hay marcha atrás.- Mary comenzó a recitar el hechizo y sombras de todas las formas y tamaños aparecieron en las paredes del cuarto, se movían rápidamente, como si se quisieran alcanzar unas con otras. Mas que una caza parecía un baile, un hermoso baile de figuras tenebrosas, todas las sombras bailaban al compas de las palabras de Mary.- Ya llegara el que nadie ve, pero el que lo ve todo. Portales debilítense, cuerpos empiecen a suplicar.- De un momento a otro la estrella dibujada en el suelo tuvo luz propia y el espejo junto con Mary empezaron a flotar danto círculos en la estancia.- Abre tus puertas, no dejes que nadie entre y que nadie salga. Abre tus ojos al Shinigami.
Con estas últimas palabras Mary abrió los ojos, eran completamente rojos y en ellos apareció la estrella dibujada en el suelo, el demonio sonriendo miro fijamente los ojos de Mary y los de él también tornaron a rojos con estrellas en ellos. Franscesco convulsiono de manera incontrolable, todo empezó a temblar y el demonio desapareció. Las sombras daban vueltas y vueltas, ahora era el turno de Mary, su cuerpo tembló compulsivamente y el espejo, extrayendo energías del alma de Mary empezó a cambiar de forma, el espejo se convirtió en el demonio. Franscesco con una enorme sonrisa abrazo a Mary y todo se detuvo, la luz volvió a la habitación y lo único que quedo allí fueron los peluches desorganizados, un simple dibujo de una estrella hecha con sal, una niña y un monstruo de dos metros.

domingo, 24 de abril de 2011

Capitulo 2

DF
Cuando las clases terminaron Dominique observo como Mary se alejaba cada vez más de su lado hasta llegar a un grupo de niñas que la esperaban y decidió esperar a que ella se alejara de ellas. Mientras tanto Mary iniciaba una conversación con Karyna, la niña que mejor se llevaba con los profesores.
- Hola Kary, ¿Qué vamos a hacer para la presentación del martes?- Pregunto Mary acomodándose un mechón de cabello que le caía en la frente, tapándole la vista.
- ¡Ah! Hola Mary. WAW ¿Con quién te encontraste que estas tan arreglada?- Mary recordó que ese no era su estilo dentro del colegio y se avergonzó un poco, todas las demás amigas lo notaron por el leve rubor que había aparecido en sus mejillas, se interesaron en la conversación y rodearon a Mary.
Todas, como en un coro, dijeron al tiempo - ¡Uy! Mary se encontró con alguien.
- Con un chico, alguien de quien esta perdidamente enamorada.- Exclamo Laura, una de las del grupito.
- Tal vez acepto lo que sentía por el profe y decidió declarársele durante la clase.- Todas se miraron entre sí y estallaron a carcajadas casi vulgares.
- Claro que no, dejen ya las ridiculeces y esos pensamientos. – Mary también estaba riendo nerviosamente por haber recordado el rostro de Manuel pero de un momento a otro se preocupo al notar como el rostro de su profesor cambiaba por un rostro más joven de ojos claros, sus mejillas enrojecieron aun más al pensar en el chico que había conocido hace poco y obviamente las demás lo notaron pero se aburrieron de la conversación y empezaron a ver una revista llena de chismes y cosas de moda. Mary se sintió decepcionada al dejar de ser el centro de atención y siguió hablando con Karyna.
- ¿Qué vamos a hacer con la presentación?
- Tú representaras a Dante porque eres la más alta y yo a Beatriz. Podríamos hacer el canto I del Paraíso, ¿Te parece?- Mary paseo su mirada alrededor del lugar, se encontraba al frente del campus, donde el pasto era de un intenso verde y la mayoría de los alumnos se encontraban recostados sobre él, su mirada paso sobre un chico que leía un libro, unas niñas como de 10 años jugando en los alrededores, un chico que la miraba, ¿Qué? Ella volteo y su mirada se encontró con la de Dominique, él la saludo con la mano y ella no supo cómo reaccionar.- ¿Me has escuchado Mary?- Ella volteo a mirar a su amiga y vio en el rostro de ella un poco de preocupación, pero no estaba preocupada por ella, estaba preocupada por el proyecto.
- Sí, está perfecto eso… Kary, me tengo que ir, hablamos bye
- Ok chau
Mary volteo y se dirigió hacia Dominique, en el rostro de él apareció una cálida sonrisa que hizo que ella se sintiera cómoda y feliz.
- Hola, creí que ya te habías ido.- Mary cerro su mochila que se encontraba abierta y volvió a mirar a su nuevo amigo.
- ¡Ah! No, no te podrás deshacer de mi tan fácil.- Los dos rieron.- Me preguntaba si podría acompañarte a tu casa- Ella hizo una cara de sorpresa, de inseguridad y de desagrado un instante pero luego sonrió.
- Claro, no le veo ningún problema a eso.
A Mary no le gustaba que cualquiera entrara a su casa, pero tampoco quería ser descortés con Dominique y decirle algo como: No, no quiero que vengas, déjame sola, ¿Estas muy necesitado o qué? ¡Deja de seguirme! Sí, en un rincón muy a dentro de sí ella quería gritarle, pero al mismo tiempo deseaba más que nada en el mundo estar con él.
Caminaron callados por las calles llenas de tiendas, autos, personas y basura. Por un tiempo el silencio reino entre ellos hasta que Mary decidió romper el momento tan incomodo.
- ¿De dónde vienes Dominique?- Sus pasos disminuyeron y su vista se dirigió a los ojos de su amigo.
- De Francia, ¿notas que mi nombre lo es? Me preguntan a diario porque me llamo así, me impresione que cuando escuchaste mi nombre no dijeras nada relacionado con el.- Mary rio
- Increíble, ósea tu puedes viajar cuantas veces quieras a París mientras que yo tuve que esperar hasta mis 15 años para poder por lo menos ver por 3 horas la torre Eiffel.- Dominique se burlo irónicamente de la situación.
- Me imagino, pero la verdad es que yo no veía muy a menudo ese monumento, yo no viví en París, yo viví en Chateauroux, no es tan bonito como París pero no está nada mal. Cuando vuelvas a Europa pasa por ahí y visita a mis padres. – Los dos se rieron.
- Claro, como lo que me interesa a mi son tus padres. – Dijo irónicamente Mary y los dos se rieron.
Dominique le hiba a preguntar algo que había tenido en su cabeza durante todo el día pero noto como Mary se dirigía hacia la entrada de una casa, su tiempo se había agotado.
- Emmm… Esta es mi casa así que, gracias por acompañarme.- Ninguno de los dos sabía que decir y las dos miradas se clavaron en el suelo.
- Ok, entonces nos vemos mañana.
- Ee… sí, mañana. Chao.
Dominique se despidió con la mano y cuando menos pensó ella ya estaba dentro de la casa. Quería comer algo en el camino pero si no se apresuraba la noche iba a caer antes de que llegara a su apartamento así que continúo caminando solo. Paso al frente de muchas tiendas donde vendían pan fresco, cinnabon rolls, pizza, helados, él pensó que el destino, realmente, era cruel.
Llego a una calle solitaria, donde el color de la ciudad desaparecía para traer un sentimiento de ultratumba, la calle era angosta y de ella salían otros callejones llenos de prostitutas, ladrones y drogadictos, Dominique paso la mano por su bolsillo revisando que tuviera su navaja preparada para cualquier cosa. Una mujer salió de uno de esos callejones, llevaba poca ropa y la poca que tenia estaba totalmente rota (http://politicamundial.com/wp-content/uploads/prostituta.jpg) cualquier hombre estaría feliz de ver aquella imagen pero pensar en lo peligroso que era todo aquello el pensamiento se volvía totalmente diferente, Dominique sentía repulsión hacia la prostituta.
- Hola tesoro, ¿Cómo te fue en tus deberes de estudiante? Ven conmigo que yo como profesora soy excelente.
- Déjame en paz Raquell, ya te he dicho muchas veces que me repugnas y que yo no hago esas cosas.- Dominique trato de apartarse de ella pero ella no le dejaba seguir.
- Todos los hombres sin iguales, nadie los entiende, primero dicen que quieren algo y luego te dejan tirada. Malditos.- Raquell escupió al suelo lleno de porquerías y Dominique le dio asco.
- Lo siento Raquell, pero ni esta ni ninguna otra noche te quiero junto a mí. Nos vemos mañana.
- ¿Que traerás?- Pregunto ella dándole paso a Dominique para que siguiera su camino, el continuo caminando sin parar y sin voltearse a mirarle le contesto.
- Tostadas francesas, mi especialidad.- Ella sonrió dejando ver unos dientes chuecos y amarillos.
- Que sorpresa, un francés haciendo tostadas francesas, nunca me imagine algo así.- Dominique se rio y se despidió de ella con un gesto de la mano.
En un momento comenzó a aparecer al final del callejón una intensa luz que lastimo los ojos de Dominique, salió de esa horrible calle, atravesó una avenida que tenia al frente y llego a un enorme edificio de mármol blanco con unas puertas de cristal. Entro en el edificio y se detuvo un momento en la portería preguntándole a la mujer de seguridad si le habían dejado algún mensaje, ella salió por una puerta, donde guardaba lo que dejaban para los residentes del edificio y mientras Dominique miro a su alrededor. El lugar era acogedor, tenía un sofá amarillo y una pequeña mesa donde había revistas de todo tipo, los empleados las organizaban por orden alfabético para no enfurecer a los adultos que tenían que dejar la casa desde temprano para ir a sus trabajos. El lugar no tenía nada más, solo era eso, las paredes eran del mismo mármol blanco y el piso tenía mármol negro. La mujer de seguridad pidió su atención y le entrego un montón de paquetes, eran dos cajas pequeñas, una caja grande y tres cartas dirigidas al señor Dominique Broussard. El recogió todo con gran esfuerzo y entro al ascensor marcando el séptimo piso, esté subió y se detuvo, Dominique pensó que era su piso y camino hacia adelante sin ver nada por los paquetes que traía en las manos, de repente choco contra alguien y todo cayó al suelo.
- Lo lamento, perdón.- Dijo él aun sin ver a la cara a la otra persona.
- No te preocupes, yo te hubiera avisado que estaba aquí, o me hubiera corrido, fue mi culpa por andar tan distraída.
Dominique alzó su mirada y se encontró con la mirada de una chica, sus ojos eran verdes y su cabello pelirrojo, era hermosa. Ella se dio cuenta quien era él y en un movimiento rápido, mientras Dominique no veía, reviso que estuviese linda.
- ¿Tu eres el que vive solo en el apartamento de arriba?- Pregunto ella, ya sabiendo la respuesta. La reputación de Dominique era de chico apuesto y muy pudiente. Cualquiera quería casarse con él.
- Sí, y tú eres la hija del hombre que organiza las juntas del edificio.- Ella asintió con la cabeza reconociendo el gran cargo de su padre en el edificio.- ¿Podrías ayudarme en algo?- La chica esperanzada de que él la fuera a invitar a su apartamento a algo acepto sin ninguna duda a su pregunta.- Dile a tu padre que ahora encontré a alguien nuevo para su puesto, que por favor recoja sus cosas de la administración.
Dominique abrió de nuevo el ascensor y la joven quedo paralizada al momento de la información que le había dado él, ni siquiera estaba mínimamente interesado en ella.
- ¿Vas a entrar al ascensor?- Pregunto Dominique sosteniendo la puerta.
- No, yo voy para abajo.- Apenas las puertas del ascensor se cerraron una lagrima se asomo por los ojos de Valerie.
Dominique entro a su hogar dulce hogar y descargo todas sus cosas en la sala. El lugar era perfecto para una persona o máximo dos. Consistía básicamente en una sala, un estudio, una cocina, un baño y una habitación. Dominique no se preocupaba en decorarlo o algo parecido, lo único que le importaba era el orden y la limpieza del lugar. Los muebles los había elegido solo por la necesidad y lo único que él sentía que era suyo era la ropa que tenía en su armario y los aparatos tecnológicos que guardaba en el estudio.
Se recostó en el sofá y prendió en televisor, estaban pasando comerciales así que Dominique acerco las cartas y las vio una por una. La primera venia del banco diciendo que con su tarjeta de crédito se había comprado un iPad y unos libros de educación. La segunda carta era de una tía que le mandaba saludos desde París:
Dominique voulait:
J'espère que vous allez avoir très bonne table dans votre nouvelle vie. Je ne peux pas écrire beaucoup parce que je suis en voyage d'affaires et un homme laid essaie d'enlever la note, alors peut-être pas they'm écrire correctement.
Voir, tout cela vient de là
querido Dominique:
Espero que la estes pasando muy bien en tu nueva vida. No puedo escribir mucho porque estoy en un viaje de negocios y un hombre feo esta intentando quitarme la nota, por eso talves no estoy escribiendo correctamente.
Nos vemos, todo esta vien por aca

Dominique se rio de su tía loca, ella siempre estaba en algo raro. Por último había una tercera carta que era de la organización. Dominique se alarmo y la abrió de inmediato.

Le confirmamos al señor Dominique Broussard que el encantamiento de destrucción se ha realizado correctamente al demonio, ahora está muerto.
Solicitamos su ayuda para desaparecer el cuerpo este viernes en la noche, tiene que presentarse con su chevalier.

¡No! Que horror, otra noche de viernes desperdiciada por culpa de los negocios. Dominique siempre se perdía de las mejores salidas con sus amigos por culpa de esa organización, todos los viernes sus amigos franceses se reunían en la casa de alguno y la pasaban muy bien, pero la organización siempre lo llamaba para cualquier cosa y el no podía faltar por ninguna razón. Y en esta ocasión tenía que llevar a su chevalier, que horror. Recordó a su chevalier, Michaelis, un hombre alto de cabello y ojos oscuros, esa mirada que siempre tenía le provocaba alejarse corriendo de él y esconderse bajo las cobijas, enserio, ese hombre era diabólico. Recostó su cabeza en una almohada y cerró los ojos recordando el momento en que lo conoció.
El invierno era el más crudo que Dominique había tenido en toda su vida. Una suave nieve había comenzado a caer de nuevo y formaba unos bancos enormes y algodonosos en el exterior, cómo jamás lo había hecho. Debía de haber nevado toda la noche. El cielo era blanco, sin contrastes, cómo un sueño. El niño de apenas ocho años miro a los ojos a su padre, un hombre canoso con ojos claros y con los labios secos.
- Hijo, ha llegado el momento.- Al pronunciar estas palabras el niño quedo maravillado por la forma en que el padre las había pronunciado. Dominique abrió los ojos lo mas que pudo, como si le estuvieran dando el secreto del universo.- Hoy te volverás el heredero de lo más importante de la familia Broussard. Hoy entraras en el juego.
- ¿Juego? Lo entiendo padre, seré uno de ellos.- Dijo el niño, el tono de su voz era muy infantil, pero por la mirada que tenia eso había sido el comentario propio de alguien de mayor edad.
- Se que lo entiendes hijo. Tú serás quien dirija la balanza entre el bien y el mal. Tu hermano mayor no tuvo la suerte de tener los poderes que tu si heredaste de mi. Solo tengo que preguntarte algo. ¿Estás seguro de que podrás lidiar con esto? Esto no se trata de cualquier cosa, tendrás que defender a todos los seres vivos de la tierra, sin importar las circunstancias, a cualquier paso que des estarás a un paso de la muerte en todo momento. ¿Vas a portar el escudo de la familia Broussard con valentía, honor y respeto? ¿Vas a dar tu vida por alguien que ni siquiera conoces? ¿Vas a poder enfrentarte a los demonios más horripilantes que cualquier humano haya visto durante toda su vida? ¿Tendrás la suficiente fuerza de matarlos a todos?
- Sí, padre. Acepto la condición que me das como líder del bien.- Dominique cerró los ojos por un segundo y los volvió a abrir, cuando lo hizo su padre encontró frente a él un hombre, el niño había desaparecido así que sonrió.
- Confiamos en ti.- Deposito en las pequeñas manos del niño una navaja de plata con diseños ancestrales.- ¡Michaelis! Ven. Ahora él va a ser tu ayudante, puedes pedirle hasta lo imposible, nosotros les llamamos a ellos chevaliers.
Un joven delgado y pálido se acerco con una mirada neutra.
- Mi señor.- Dijo Michaelis arrodillándose frente al que de ahora en adelante sería su amo por toda la eternidad. El niño y el muchacho cruzaron miradas y desde ese día se formo más que una relación de amo a esclavo, hasta podría decirse que se volvieron amigos pero siempre se tuvieron desconfianza, uno del otro.