miércoles, 27 de abril de 2011

Capitulo 5

MF
- ¿Estás listo?- Dijo Mary sonriéndole a Franscesco, el shinigami usaba su ropa habitual, unos pantalones negros pegados a sus huesos, unas botas negras y una camiseta que estaba grapada a su piel de una manera grotesco. El demonio le devolvió la sonrisa y sus ojos se abrieron mas por la emoción, parecía como si se le fueran a salir del cráneo.
- Por favor, no aguanto más.- El shinigami hizo un gesto de urgencia y los dos rieron. Ya se encontraban al frente de una construcción enorme que parecía de siglos pasados, era increíblemente bella, lo primero que debían hacer era pasar el muro para entrar a la residencia, este estaba vigilado por dos guardias que revisaban que ningún alma pasara sin invitación, ellos se encontraban allí hace unos 15 minutos y aun nadie los había visto, Mary era experta para ocultarse en las sombras y además tener los poderes de Franscesco le facilitaba mucho más las cosas. Mary se decidió y aseguro que su antifaz estuviera bien anudado detrás de su cabeza, cuando estuvo segura de que no le iban a ver el rostro salió de las sombras para encontrarse con miles de rostros sorprendidos por verla allí, casi todos los seres que se encontraban allí eran cazadores de altos estratos por lo que se creían lo máximo, hicieron gestos exagerados al ver su presencia y luego al notar la forma en que se había atrevido a venir vestida, todos tenían vestidos de muchos colores y largos que cubrían mucha piel del cuerpo, en cambio Mary usaba un vestido totalmente negro que dejaba ver sus dos muslos completos y sus brazos, además tenía un collar rojo que combinaba con sus altísimos tacones del mismo color y con su pelo falsamente pintado.
Todos se alejaron y ella comenzó a acercarse cada vez más a la entrada, los guardias se encontraban dudosos sobre qué acciones tomar y comenzaron a sudar frio al ver que de las sombras detrás de la bruja aparecía lentamente el dios de la muerte, se escucharon gritos de algunos y rápidos pasos de otros hacia otro lugar lejos del demonio, Mary recordó la primera vez que vio la figura de Franscesco, ella había gritado del susto como nunca y había salido corriendo, esa criatura en verdad era horrible. Ella volvió a sonreír dejando ver sus dientes, por la poca luz que había allí afuera sus colmillos parecían terminar en punta lo que le dio un toque sexy y al mismo tiempo más macabro.
- Buenas noches señores, ¿Me permiten el paso?- Dijo Mary dirigiéndose obviamente a los guardias que tenían la cara deformada por el terror, no sabían que era peor, si el shinigami o la misma bruja. Franscesco rio a carcajadas de una manera muy fuerte, le encantaba ver sufrir a los humanos.
- S-sí, claro, sigan por favor.- Dijo el de mas años dándoles paso y con una mano hizo retroceder a su compañero que era mucho más joven, este ultimo quedo echando baba al ver el cuerpo tan bonito que tenia Mary, a ella le hubiera gustado burlarse de él pero después de un tiempo de sonreír como hace unos minutos lo había hecho se tornaba aburrido así que con gesto serio camino hasta poder llegar a la entrada del gran salón donde sabia antes de entrar que habían miles de personas bailando y divirtiéndose, casi todos adultos porque al comienzo de estas fiestas siempre ponen música medieval o renacentista y luego, después de las 12:00 M. ponen música para los jóvenes, todo el país se moría por ir a una de estas fiestas, Mary tuvo que reconocer que eran muy buenas.
El salón era enorme y estaba ocupado por tanta gente que ya no tenían espacio donde sentarse, de un lado estaban los importantes, los que no se disfrazaban, los que no les importaba la fiesta ni la celebración si no que el futuro de la empresa, del otro lado estaban los adultos disfrazados, los que eran más cariñosos con la familia y los que siempre terminaban ebrios y por ultimo en una esquina que era grande estaban los de la edad de Dominique, jóvenes que podían gastarse por lo menos 7.000 euros a la semana y que podían pagar la entrada al lugar, los amigos de Dominique y los hijos de los adultos presentes.
Al frente de la puerta de entrada al fondo del salón se encontraban dos escaleras enormes, una a la derecha y otra a la izquierda, que llegaban hasta un balcón donde Dominique se encontraba con su chevalier, donde nadie lo podía ver al menos que se parara y se acercara a las escaleras, donde hiba a tener una conversación con la bruja, Dominique templo un poco pero nadie lo noto, se encontraba muy nervioso por dentro, debía de mostrarse de carácter fuerte. Estaba concentrado en sus pensamientos cuando de pronto noto como los murmullos bajaban de volumen para convertirse en un silencio sepulcral, ¿Qué estaba pasando? Él volteo la vista a Michaelis y el con una mirada seria le hizo entender que ya era hora y que mirase a la planta baja, Dominique se levanto de su silla (De una manera un poco sexy) y se acerco para poder ver a los de abajo y para que ellos pudieran verlo, sus ojos se encontraron con algo que desearía nunca en su vida haber visto. Abajo acababa de entrar una mujer realmente hermosa, con el cabello rojo y un vestido negro, sencillamente destacaba de todas las demás por todo lo que hacía, la forma en que miraba a los demás con su intensa mirada, como sonreía y como al caminar hacia un movimiento con sus hombros y caderas, era extremadamente sensual. Dominique supo que se trataba de la bruja y juro no dejarse engañar por sus encantos, escucho unos gritos bajos de impacto y fijo su mirada a unos pasos más atrás de ella, se trataba del shinigami y los ojos asustados de Dominique se abrieron lo mas que pudieron, era exactamente como lo describían en las historias, esos ojos enormes de color podrido, esa sonrisa que parecía una enorme herida que atravesaba toda su cara, una delgadez extrema y una altura sobre natural. Dominique sintió que estaña siendo observado y cuando volteo su mirada de nuevo a la bruja ella lo estaba viendo fijamente.
- Señor, ellos son los últimos, tiene que darle la bienvenida a los invitados.- Susurro Michaelis en el oído de él, Dominique reacciono y hablo para todos.
- Sean bienvenidos todos a esta gran celebración, coman todo lo que quieran y disfruten.- Los invitados voltearon a verlo y Dominique no supo qué hacer, todo se quedo congelado.
- Gracias, ¿No se supone que yo soy la que no debería de decir esto?- Ella comenzó a aplaudir y el shinigami por dentro estaba que moría de la risa, todos se paralizaron.- Increíble, la que menos estaba invitada aquí es la única que da las gracias por la bienvenida tan cálida.- Todos ruborizándose un poco empezaron a aplaudir y la orquesta volvió a tocar un poco de música.
- ¿En que está pensando, mi señor?- Le dijo Michaelis sin temor de que alguien lo escuchara porque ahora todos estaban ocupados con alguna cosa, todos trataban de no mirar  a los últimos en entrar al lugar excepto los más jóvenes que no dejaban de hacer bromas infantiles entre ellos sobre la bruja, pues, eso solo lo hacían los que habían comprado la entrada, los que no tenían ni idea que los demonios si existían.
- Debería de iniciar la conversación con ella ahora mismo, si desaparece de la vista de los demás invitados ellos se sentirán más cómodos y podremos intentar que se vaya del lugar más rápido. Michaelis tráeme a la bruja y sírvele la cena mientras hablamos, esto es una orden.- El chevalier sonrió por la orden y se inclino.
- Si, mi señor.
- ¡Ah! Una pregunta Michaelis, ¿No dijiste que tenía el cabello oscuro?- Pregunto Dominique pensando que le había mentido.
- No mi señor, lo que pasa es que ella siempre tiene el cabello de un tono diferente, por esa razón se nos ha hecho en el pasado muy difícil localizarla, siempre esta diferente.
 Michaelis desapareció detrás de las cortinas rojas que mostraban la entrada y salida de la terraza. Dominique observo cómo iban las cosas allá abajo, vio como su chevalier se iba acercando a la bruja invitándola a que lo siguiera, parecía que todo volvía a ser normal cuando ella desapareció con él, todos volvieron a reír, la atmosfera del lugar se volvió un poco más relajada, todos empezaron de nuevo con su tarea de embriagarse y de reírse molestando a los demás con su presencia.
Se escucho el ruido de una cortina al correrse y Dominique seco el sudor que tenía en la frente, se levanto rápido y con un movimiento de su mano derecha invito a la bruja a sentarse al frente de él, habían acomodado una mesa con dos sillas, una al frente de la otra para que la charla fuera más cómoda. La bruja sonrió pícaramente y se sentó donde él le señalaba. Se quedaron un tiempo en silencio sin saber que decir, la bruja esperaba que él comenzara diciendo algo y noto lo nervioso que él estaba, comenzó a tratar de manipular sus pensamientos.
- ¿Te encuentras bien? O quizás sea mejor que hablemos otro día.- Dijo ella riéndose por dentro.
- No, no, sí gracias, estoy bien. Y también gracias por lo de hace un momento, cuando nadie dijo nada.
- No te preocupes por eso, solo no pudiste hacer lo y ya.- Dominique volteo la mirada hacia su chevalier y él le hizo un gesto dando a entender que ella se estaba burlando de él, esto lo enfureció un poco.- Tengo un poco de hambre y Franscesco también, ¿Podrías servirnos algo?- Dijo dirigiéndose al chevalier como a un sirviente para que se alejara y los dejara solos por unos minutos, Michaelis dio una reverencia y se marcho, la bruja sonrió complacida.- Ahora que estamos solos hablemos como adultos, ¿Qué es exactamente lo que tienes en mente para cuando seas el dueño de todos esto?.- Dominique se sorprendió y entendió para que había pedido esa comida, además que el shinigami no se encontraba allí ¿Dónde había quedado ese monstruo?
- Muy bien, hace unas horas me entere que todo esto iba a pasar y he pensado en todo lo bueno que podríamos hacer juntos, la idea es la siguiente, te contratamos y trabajas para la organización, vas a tener muchos beneficios como armas y protecciones, cuantas quieras y cuales quieras.- Ella lo miro interesada y quedo en silencio esperando a que el continuara con la propuesta, Dominique vio que ella deseaba que siguiera y lo hizo. – Tendrás que seguir mis órdenes y…
- Espera un segundo, yo no quiero seguir tus ordenes, yo trabajo independiente.- Dijo ella interrumpiéndolo y molestándose.
- Dinos que es lo que pretendes, has estado con la misma actitud desde siempre pidiendo algo que ni siquiera nosotros sabemos que es. Decídete.- Dijo el desesperado y noto que había sido mala idea, las pupilas de la bruja empezaron a dilatarse y en ellas apareció una estrella Wicca, Dominique parpadeo pensando que su mente le estaba jugando una mala partida pero esa estrella seguía allí más brillante que nunca, vio el movimiento de los labios de ella y se dio cuenta que le estaba haciendo algún tipo de hechizo.- Por favor, ruego que me perdones, no me controle. Por favor, no.- La bruja sonrió y en ese momento volvió a la terraza Michaelis con una bandeja llena de comida.
- ¡Sí! Por fin, creí que nunca ibas a llegar.- Dijo ella aplaudiéndole a la comida, Dominique se sorprendió por el cambio de actitud tan repentino, ahora tenía los ojos normales como si nada hubiera pasado.- Que delicia, amo la pasta.- Dijo refiriéndose a unos deliciosos espaguetis que Michaelis estaba dejando en la mesa, era un plato para cada uno. La pasta tenia salsa hecha por el chef lo que le daba un toque un poco picante.- Estábamos hablando de pensar más tarde en ir a bailar abajo, está muy entretenida esta fiesta, enserio.
- Señor, ¿Necesita algo?- Dominique moviendo la mano como espantando moscas le indico que no y con la mirada le mostro que hace un rato estaban hablando seriamente, ellos se entendían muy bien. Michaelis se alejo de la mesa para quedarse como un simple observador.
- Por favor continua.- Dijo ella acomodándose en su asiento.
- Lo que decía era que nuestra empresa te va a brindar apoyo y cuando tengas que viajar estará todo pago, lo único que tendrías que hacer es lo que mejor sabes hacer, cazar demonios. ¿Te parece razonable?- La bruja lo medito muy afondo, si aceptaba terminarían muchos problemas pero también abrían consecuencias, ya no la verían con temor si no como la que se dejo llevar por la corriente y ganaría muchos enemigos que en ese momento eran sus aliados y eso era muy perjudicial pues todos eran demonios.- ¿Cuál es el problema? Nosotros estamos cansados de pelear contra alguien que tiene los mismos ideales.
- Ustedes se equivocan.- Pronuncio ella con voz cortante.- Se equivocan. Sus ideales son de destrucción, los míos son de protección. Yo nunca podre trabajar con ustedes por cuestión de principios, tienen que entender que… No todos los demonios son iguales.- Michaelis y Dominique quedaron sorprendidos por lo que acababan de oír, ¿Acaso estaba defendiendo a los demonios? Hasta para Michaelis fue inevitable tener una expresión de sorpresa en el rostro.
- Hace mucho tiempo cuando ya estaba combatiendo contra ellos me encontré en un metro abandonado todo un clan completo de demonios, eran horripilantes, estaba lista para atacar cuando de pronto escuche el llanto de una de sus crías, era más dulce que el de un bebe humano normal tal vez porque era su naturaleza atraer a todo ser vivo racional brindándole confianza. El niño lloraba y corrió hacia su madre, le explico lo que pasaba y era que había otro cazador allí y que corriendo se había rasguñado una de sus manitas. Recuerdo cuando esa madre preocupada alarmo a todos y lloro, ella no entendía por qué hacían eso, en sus ojos vi bondad así que me levante rápido de mi escondite y sin pensarlo los defendí de tu padre, fue una batalla dura y el casi me asesina pero me escondí y mientras él me buscaba me encontré con Franscesco el me salvo y bueno, ya conocen toda la historia.- Dominique se quedo sin saber que decir y miro a su chevalier, el estaba igual.- Ustedes lo que hacen es asesinato sin discriminar nada, son unos perfectos monstruos.
Dominique sintió un horrible vacio en su corazón, se sintió como lo peor del mundo por saber que era lo que en realidad hacia su padre y que ahora le tocaría hacer, no creía por completo que hubieran demonios buenos, pero la forma en que ella había contado la historia le dejo la sangre fría.
- Yo, yo estoy sorprendido, no sé qué decir.- Dijo él moviendo la cabeza haciendo que su antifaz temblara.
- No tienes porque decir nada, estoy casi segura que no podrás cambiar las acciones de esta organización, vendrían muchos problemas para ti, y no hay que odiar al gran señor Broussard.- Dijo ella con sarcasmo. Se escucho una risa que no era de ninguno de ellos y Dominique se dio cuenta de que el shinigami se encontraba en la terraza solo que no se dejaba ver, ahora sabía porque cuando ella había entrado la temperatura había bajado de forma tan repentina.

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